Aventura y Naturaleza
Changabang: Un Desafío Alpinístico en el Corazón del Himalaya
2025-08-12

El majestuoso pico Changabang, con sus 6.864 metros de altitud, se alza en el santuario del Nanda Devi, en la imponente cordillera del Himalaya indio. Aunque no se le clasifique formalmente como una cumbre principal por su prominencia técnica, su significado en el ámbito del alpinismo es innegable. Sus desafiantes caras de roca y terreno mixto han cimentado su reputación como un verdadero crisol para la escalada de élite, atrayendo a las figuras más destacadas de este deporte a lo largo de las décadas.

Changabang: Relatos de Conquista y Aventura en el Corazón del Himalaya

El 4 de junio de 1974, la historia del Changabang comenzó a escribirse con la memorable primera ascensión, liderada por el legendario Chris Bonington. Esta audaz expedición británico-india, que incluyó a luminarias como Dougal Haston y Doug Scott, superó las complejidades del glaciar y la escarpada cara sureste, culminando en la cima tras una ardua progresión nocturna y un tenso descenso. Fue un hito que redefinió las posibilidades en la región, marcando el regreso de los occidentales a esta zona del Himalaya después de dos décadas.

En 1976, la montaña fue testigo de otra gesta épica con la expedición a la cara oeste de Peter Boardman y Joe Tasker. Su ascenso de 25 días, caracterizado por su ligereza y compromiso, fue considerado revolucionario por su innovador uso de técnicas de escalada en grandes paredes a una altitud tan extrema. Esta aventura quedó inmortalizada en el célebre libro de Boardman, La Montaña Resplandeciente.

Dos años más tarde, en 1978, la asociación polaco-británica compuesta por Wojciech Kurtyka, John Porter y Alex MacIntyre, junto al polaco Krzysztof Zurek, forjó una nueva leyenda en la cara sur directa. Con un estilo alpino puro y ligero, enfrentaron dificultades inesperadas, pasando ocho días de extenuante ascenso, la mitad de ellos sin provisiones, demostrando una resiliencia asombrosa frente a condiciones extremas.

La cara norte del Changabang se convirtió en el escenario de dramáticas ascensiones a finales de los años 90. En 1997, Andy Cave y Brendan Murphy alcanzaron la cima después de nueve días de lucha incesante contra la montaña, marcando un logro significativo. Sin embargo, la alegría se tiñó de tragedia en el descenso, cuando una avalancha arrastró a Brendan Murphy, cuyo cuerpo nunca fue recuperado. Un año después, en 1998, el estadounidense Carlos Buhler, junto a los alpinistas rusos Andrei Volkov, Andrei Mariev, Iban Dusharin y Pavel Chabaline, abrieron la 'Ruta del Rayo' en la misma cara norte, una proeza de 21 días en estilo cápsula.

El Changabang ha continuado siendo un imán para los alpinistas que buscan la máxima dificultad. En 1976, los japoneses emplearon 33 días en la arista suroeste, y en 1981, los italianos conquistaron la arista sur. Más recientemente, en el otoño de 2006, la montaña cobró un precio devastador con la desaparición de los mexicanos Alfonso de la Parra y Andrés Delgado tras abrir una nueva ruta en la cara norte. A pesar de estos desafíos, en la primavera de 2018, los franceses Léo Billon, Sébastien Moatti y Sébastien Ratel repitieron la cara norte en un impresionante ascenso de tres días, consolidando aún más el estatus del Changabang como un verdadero santuario del alpinismo de vanguardia.

La crónica del Changabang no es solo un registro de cumbres conquistadas, sino un testimonio de la inquebrantable pasión humana por la exploración y la superación. Cada expedición, cada lucha contra sus paredes gélidas y sus aristas afiladas, nos recuerda la grandeza de la naturaleza y la audacia del espíritu humano. Esta montaña, que ha sido tanto un escenario de triunfo como de tragedia, nos enseña que el verdadero valor del alpinismo no reside únicamente en alcanzar la cima, sino en la valentía de enfrentar lo desconocido, la resiliencia ante la adversidad y el respeto profundo por las fuerzas indomables de la montaña. Es un recordatorio de que, incluso en la era moderna, la aventura pura y el desafío supremo siguen existiendo, invitándonos a mirar hacia lo alto y a soñar con lo inalcanzable.

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