La nación caribeña de Cuba se enfrenta a un escenario turístico desafiante, marcado por una drástica disminución en la conectividad aérea con Estados Unidos. Esta situación, que se agudiza a partir del mes de septiembre, se suma a cifras preocupantes en la ocupación hotelera y la llegada de visitantes internacionales, delineando un panorama de contracción en el sector turístico de la isla.
El sector aéreo que une a Cuba con Estados Unidos está experimentando una contracción significativa. Esta reducción de frecuencias y asientos disponibles tendrá repercusiones directas en el flujo de viajeros y, por ende, en la economía turística de la isla. La situación actual exige una reevaluación de las estrategias para mitigar el impacto y buscar nuevas vías para revitalizar el sector.
A partir del noveno mes del año, las conexiones aéreas entre la isla caribeña y la nación norteamericana experimentarán una merma del 20%. Esta reducción se traduce en 91 vuelos semanales, lo que representa una disminución considerable en la capacidad de asientos, estimada en 13,965 plazas. Comparado con el mismo período del año anterior, la oferta de asientos mostrará una caída del 16.1% para el período comprendido entre septiembre de 2024 y el mismo mes de 2025. Las principales aerolíneas que mantienen estas rutas son American, que domina el mercado con el 77% de las frecuencias y el 75% de la capacidad, ofreciendo 70 vuelos semanales y 10,500 asientos, seguida por Delta, que conserva 14 vuelos y 2,240 asientos. No obstante, se han anunciado ajustes operativos importantes, como la suspensión de la ruta entre Houston y La Habana por parte de United a partir del 1 de septiembre. Southwest, por su parte, reducirá su servicio diario en la ruta Tampa-La Habana desde el 4 de septiembre, mientras que American ha solicitado una exención temporal al Departamento de Transporte de EE. UU. (DOT) para suspender temporalmente algunos servicios durante la temporada de invierno, hasta marzo de 2026. Estas rutas se concentran principalmente en los puntos de partida de Miami y Tampa, con American cubriendo destinos como La Habana, Camagüey, Holguín, Santa Clara, Santiago de Cuba y Varadero. Delta conecta Miami con La Habana, y Southwest opera únicamente la ruta Tampa-La Habana.
La disminución de la conectividad aérea se suma a un escenario ya complejo para el turismo cubano. Los datos oficiales del primer semestre de 2025 revelan una preocupante tasa de ocupación hotelera del 21.5%, una caída significativa respecto al 28.4% registrado el año anterior. Esto implica que casi el 80% de las camas disponibles en el país permanecen vacías, estableciendo un mínimo histórico para el sector turístico de la nación, en un contexto ajeno a pandemias o desastres naturales. El informe más reciente de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) subraya la gravedad de la situación, indicando una caída del 25% en la llegada total de visitantes internacionales de enero a junio de 2025 en comparación con 2024, pasando de 1.3 millones a poco más de 981,000 viajeros. Esta disminución arrastra consigo un descenso del 27.8% en las pernoctaciones, que se redujeron de 7.9 a 5.7 millones. Este panorama refleja la necesidad urgente de implementar medidas efectivas para revertir la tendencia negativa y fortalecer la industria turística de la isla.
La actual situación del turismo en Cuba se ve profundamente afectada por la reducción de los vuelos desde Estados Unidos, lo que ha generado una cascada de consecuencias negativas. La disminución en la llegada de visitantes internacionales es un indicador clave de la vulnerabilidad del sector ante los cambios en la oferta de transporte aéreo. Esta dependencia de la conectividad aérea subraya la importancia de diversificar los mercados emisores y fortalecer las infraestructuras turísticas para hacer frente a futuras fluctuaciones. La baja ocupación hotelera y la caída en las pernoctaciones son síntomas de una demanda debilitada, lo que repercute directamente en los ingresos y la sostenibilidad de los negocios turísticos locales. Ante este panorama, es crucial que las autoridades y los actores del sector trabajen en conjunto para desarrollar estrategias resilientes y atractivas que puedan revitalizar la afluencia de turistas y estabilizar la economía turística.
Para enfrentar los retos actuales y futuros, el turismo cubano requiere un enfoque multifacético que vaya más allá de la mera recuperación de la capacidad aérea. Es imperativo explorar nuevas estrategias de promoción que destaquen la riqueza cultural, histórica y natural de la isla, atrayendo a un público más diverso. Además, la mejora de la calidad de los servicios turísticos, la inversión en infraestructuras modernas y la implementación de políticas que faciliten los viajes y la inversión extranjera son pasos fundamentales para fortalecer la competitividad del destino. La diversificación de las ofertas turísticas, incluyendo el ecoturismo, el turismo de salud y el turismo cultural, podría abrir nuevas vías de crecimiento. Finalmente, la colaboración con aerolíneas, operadores turísticos y agencias de viajes internacionales será esencial para reconstruir la confianza del viajero y asegurar un flujo constante de visitantes, garantizando así un futuro más próspero para el turismo en la isla caribeña.