Hoy despedimos a un gigante del montañismo español. Pedro Gómez, una figura emblemática y visionaria, ha fallecido a los 98 años. Su vida fue un testimonio de superación, desde sus humildes comienzos hasta convertirse en un referente indiscutible en el mundo de la montaña, tanto como deportista como innovador en la fabricación de equipos. Su ingenio y determinación no solo lo llevaron a conquistar cumbres, sino también a revolucionar la industria de la indumentaria de montaña en España, dejando un legado imborrable de calidad y excelencia.
En la mañana del 23 de julio de 2025, el mundo del montañismo español se vistió de luto. A la venerable edad de 98 años, falleció en Las Rozas, Madrid, el insigne Pedro Gómez, un hombre cuya vida fue una oda a la perseverancia y la innovación. Su trayectoria, marcada por la adversidad desde una temprana edad tras el fallecimiento de su padre y la posterior precariedad de su familia, lo impulsó a forjarse un camino desde la adolescencia. A los trece años, se inició en el mundo laboral como aprendiz de mercería, para luego perfeccionar sus habilidades en una camisería madrileña, donde descubrió su vocación por el corte y la confección.
La pasión de Pedro por la montaña floreció en un contexto de escasez. En 1945, su destreza en la escalada lo llevó a convertirse en profesor, pero fue su visión empresarial lo que realmente lo distinguió. Ante la falta de material de montaña de calidad accesible en España, Pedro, con un espíritu emprendedor inquebrantable, transformó su modesto hogar en un taller. En 1954, creó su primer saco de dormir, marcando el inicio de una prolífica producción de prendas de montaña, incluyendo plumíferos, chalecos y chaquetas de escalada, todo ello desde la buhardilla que compartía con su madre y hermana. Estas creaciones pioneras no solo fueron las primeras de su tipo en el país, sino que rápidamente ganaron reconocimiento por su excepcional calidad, llegando a equipar las primeras expediciones españolas y consolidando su reputación.
El modelo de saco de dormir "Caucasiano", diseñado para la expedición al Cáucaso en 1968, se convirtió en un ícono de la excelencia, accesible incluso a plazos para los alpinistas de la época. La marca "Pedro Gómez" se convirtió en sinónimo de la mejor indumentaria de montaña, confiable para generaciones de deportistas. Con el tiempo, su visión se expandió con la apertura de "El Igloo" en Madrid, una de las primeras tiendas especializadas en material de montaña, escalada y esquí. Este establecimiento no solo fue un punto de encuentro para la comunidad montañista, sino también un referente para la alta sociedad, incluyendo a miembros de la Casa Real, atraídos por la calidad insuperable de sus productos.
La historia de Pedro Gómez es una épica de tenacidad. En tiempos donde obtener materias primas como la pluma y el nylon de alta calidad requería ingenio y, en ocasiones, el contrabando, Pedro demostró una dedicación férrea. Sus viajes, a menudo clandestinos, no solo aseguraban los mejores materiales, sino que también permitían traer a España equipos de escalada escasos y muy valorados. La vida de Pedro, desde la orfandad y la responsabilidad familiar, hasta su ascenso como sastre y luego como líder de una empresa que equipó a la élite del alpinismo, es un claro ejemplo de cómo la pasión y el trabajo duro pueden transformar una vida y dejar una huella perdurable.
Hasta sus últimos días, Pedro Gómez mantuvo su carácter único, su agudeza mental y su generosidad. Siempre dispuesto a compartir anécdotas y sabiduría con amigos de todas las generaciones y esferas sociales, su partida representa la pérdida de un auténtico pionero y un maestro en la fabricación de equipo de montaña de la más alta calidad en España. Hoy, sus allegados se reunirán en el Tanatorio de Las Rozas para el velatorio, y mañana, al mediodía, se llevará a cabo el entierro en el cementerio local.
La partida de Pedro Gómez nos invita a reflexionar sobre la importancia de la resiliencia y la visión. Su vida nos enseña que las limitaciones no son barreras, sino desafíos que pueden ser superados con creatividad y esfuerzo. Pedro no solo forjó una empresa exitosa, sino que también tejió un legado de confianza y calidad que trascendió generaciones. Su historia es un recordatorio poderoso de que el verdadero éxito reside en la capacidad de innovar, de satisfacer una necesidad con excelencia y de inspirar a otros a perseguir sus propias cumbres. Su espíritu aventurero y su compromiso con la calidad seguirán siendo un faro para futuras generaciones de montañistas y emprendedores en España.