En una gesta sin precedentes, la destacada pareja de alpinistas, Denis Urubko y María 'Pipi' Cardell, ha grabado sus nombres en la historia del montañismo al inaugurar una nueva y exigente ruta en la imponente cara norte del Nanga Parbat. Denominada 'Nisabutka', esta ascensión, ejecutada en un puro estilo alpino y sin el auxilio de oxígeno suplementario, representa un hito monumental, especialmente para Cardell, quien se convierte en la pionera femenina en abrir una vía de tal envergadura en un ochomil. Este logro, que se desarrolló a lo largo de cinco intensos días, subraya no solo la excepcional habilidad técnica y la indomable resiliencia de los escaladores, sino también su profunda conexión con los desafíos que impone la alta montaña.
La audaz empresa de Denis Urubko y María 'Pipi' Cardell tuvo lugar entre el 6 y el 10 de julio, marcando un capítulo inolvidable en el alpinismo de élite. La narrativa de su travesía, inicialmente revelada por el portal ruso mountain.ru, describe una ruta de gran dificultad técnica, caracterizada por un terreno mixto que abarcaba hielo, roca, nieve y glaciares con múltiples grietas, además de zonas vulnerables a avalanchas y desprendimientos de rocas.
Cada jornada de esta épica ascensión comenzaba con los primeros destellos del amanecer, alrededor de las 04:30, extendiéndose hasta el ocaso, cerca de las 19:30. Las tardes y noches estaban invariablemente marcadas por feroces tormentas que depositaban entre 15 y 20 centímetros de nieve fresca, y el día cumbre, los vientos azotaron con ráfagas que superaron los 90 km/h, añadiendo un elemento extremo a la ya formidable tarea.
La escalada se realizó íntegramente en estilo alpino, sin la ayuda de cuerdas fijas ni huellas preexistentes, un testimonio de la puridad de su enfoque. Notablemente, no se reportaron caídas, lesiones o enfermedades durante toda la expedición.
El asalto a la cumbre se inició a las 02:00 de la madrugada, partiendo de un vivac estratégicamente ubicado sobre la morrena, al pie del pico Ganalo, a una altitud de entre 5300 y 5400 metros. Tras sortear la rimaya, los alpinistas avanzaron simultáneamente por una empinada pendiente nevada de unos 40 grados hasta alcanzar los 5500 metros.
Desde este punto, la cordada se adentró en un canal de hielo con inclinaciones de hasta 60 grados, superando 14 largos técnicos. Utilizaron dos cuerdas de diferente grosor (una de 43 metros y 7 mm, y otra de 40 metros y 6 mm), progresando con una técnica de cordada donde el primero abría camino con piolet técnico, mientras el segundo ascendía asegurado con un jumar. La progresión se vio momentáneamente interrumpida entre las 12:00 y las 19:00 debido a la incesante caída de rocas y el embate de una tormenta.
Con la llegada de la noche, reanudaron el ascenso, completando otros 19 largos de hielo con inclinaciones de hasta 80 grados, siendo la media de 60 grados. También superaron un par de cortas paredes rocosas de 8 a 10 metros. Al amanecer del día siguiente, llegaron a los 6250 metros, encontrando un terreno rocoso más manejable. Continuaron en ensamble sobre la nieve hasta los 6350 metros, donde establecieron un nuevo vivac.
A las 02:00 de la jornada posterior, el equipo avanzó en cordada a través de un sistema de espolones rocosos de aproximadamente 300 metros (grado M4), seguido por un filo mixto de nieve y hielo que los llevó hasta los 6900 metros. Desde allí, realizaron un largo flanqueo hacia la derecha, siguiendo una notoria terraza nevada, mayormente de nieve dura.
Un vivac a 7100 metros marcó su siguiente parada. A la mañana siguiente, cruzaron un nuevo canal de nieve y escalaron tramos mixtos de roca y hielo (M4, 150 metros), alternando progresión simultánea y en cordada. Alcanzaron un corredor nevado que descendía hacia la ruta clásica y lo cruzaron en travesía hasta el borde del plató, a 7150 metros.
Desde este punto hasta los 7400 metros, la ruta se fusionó brevemente con el tramo final de la ruta Kinshofer, una elección pragmática para la que ya era una ascensión exigente. Sobre nieve profunda, alcanzaron los 7350 metros a las 15:00 horas, donde pernoctaron.
La partida final hacia la cumbre fue nuevamente a las 02:00, superando la zona de grietas bajo la “Summit Trapeze” a unos 7400 metros. Continuaron por el espolón izquierdo en un corredor de nieve y hielo, asegurándose en ensamble, aunque en una sección más vertical de nieve dura fue indispensable la escalada en cordada a lo largo de cuatro largos.
Una vez superado el tramo medio del canal, aproximadamente a 7750 metros, giraron a la derecha, ascendiendo por placas rocosas y pequeños resaltes. Con aseguramiento simultáneo, alcanzaron la arista cimera a 8050 metros, siguiéndola hasta la cima, que hollaron triunfalmente a las 11:30 de la mañana.
Es importante destacar que, entre los 6600 y 6800 metros, la nueva ruta se cruza brevemente con la línea australiano-canadiense de 2009; sin embargo, a diferencia de esta, que desciende hacia el glaciar, 'Nisabutka' prosigue por la arista, manteniendo su originalidad.
El nombre de la ruta, "Nisabutka", que en ruso significa "la chica inolvidable" o "nomeolvides", es un doble homenaje. Por un lado, celebra la proeza de María José Cardell Fernández, quien ha logrado la primera y única apertura femenina en estilo alpino de una nueva línea en un pico de 8000 metros. Por otro, evoca la belleza de las innumerables flores azules, conocidas como "nomeolvides" (Myosotis o “flor del amor eterno”), que tapizan las faldas de esta imponente montaña.
Además, Pipi Cardell se erige como la primera andaluza en conquistar este ochomil, el noveno más alto del mundo y el segundo de Pakistán. Esta monumental ascensión ha quedado indeleblemente grabada en la rica historia del himalayismo.
La hazaña de Denis Urubko y María 'Pipi' Cardell en el Nanga Parbat no es solo un triunfo deportivo, sino una profunda lección sobre la fortaleza humana y la búsqueda de límites. Desde la perspectiva de un observador, esta expedición inspira a reconsiderar la perseverancia y la armonía con la naturaleza. 'Pipi' Cardell, en sus emotivas palabras, resalta la importancia de la conexión con su compañero, Denis Urubko, a quien describe como un ser de "fuerza sobrenatural" y "atención que roza la obsesión". Esta interacción simbiótica entre la experiencia magistral de Urubko y la incansable determinación de Cardell, no solo les permitió superar desafíos extremos, sino que también creó un vínculo que trascendió la mera escalada.
La ruta 'Nisabutka', nombrada en un delicado tributo a la "chica inolvidable" y a las modestas flores "nomeolvides" que adornan las faldas del coloso, añade una capa de significado poético a la brutalidad del entorno. Nos invita a reflexionar sobre la capacidad de encontrar belleza y sentido incluso en las condiciones más adversas. En un mundo donde a menudo se glorifican los logros individuales, la historia de 'Nisabutka' nos recuerda el poder de la colaboración, la humildad ante la grandeza de la naturaleza y la profunda satisfacción que emana de un sueño compartido. Esta ascensión es un faro de inspiración para aquellos que buscan ir más allá de lo convencional, no solo en la montaña, sino en cualquier faceta de la vida, comprendiendo que el verdadero triunfo reside en la tranquilidad que sigue a la culminación de un esfuerzo titánico y auténtico.