Una de las experiencias más cautivadoras que Noruega ofrece es la oportunidad de explorar sus glaciares, y entre ellos, el majestuoso Jostedal se erige como el gigante de Europa continental. Aunque la presencia de grandes masas de hielo no es común en el viejo continente, la travesía por el Jostedal brinda una perspectiva completamente diferente a la vista de glaciares desde la distancia, como el Grossglockner en Austria.

El glaciar Jostedal, también conocido como Jostedalbreen, abarca una impresionante extensión de 487 kilómetros cuadrados y se extiende a lo largo de 60 kilómetros. A pesar de que los fiordos noruegos tienen sus raíces en la última Edad de Hielo, hace unos 12.000 años, el Jostedal es una formación relativamente más joven, datando de hace aproximadamente 2.500 años. Su singularidad radica en sus variadas elevaciones, desde los 2.018 metros sobre el nivel del mar en sus puntos más altos hasta los 350 metros en sus secciones más bajas, con un espesor asombroso que alcanza los 600 metros en algunas áreas. Varias \"lenguas\" de hielo descienden de este coloso, ofreciendo diferentes puntos de acceso y observación.

La lengua más visitada del glaciar es Briksdalsbreen, un punto de interés popular para los turistas que exploran los fiordos en crucero, quienes disfrutan de vistas panorámicas desde miradores. Sin embargo, para aquellos que buscan una inmersión más profunda, la lengua Nigardsbreen es el epicentro de las expediciones de trekking. Es crucial recordar que los glaciares europeos, incluido el Jostedal, experimentan un retroceso constante, perdiendo unos 20 metros al año, y su superficie de hielo está en perpetuo movimiento. Por lo tanto, es imperativo emprender cualquier travesía con guías especializados, quienes evalúan los riesgos y garantizan la seguridad frente a los continuos desprendimientos de hielo. La aventura comienza en el Centro de Visitantes de Nigardsbreen, donde los participantes reciben el equipo necesario, incluyendo piolet y crampones, antes de iniciar una caminata de unos 45 minutos por un sendero rocoso junto al lago. Una vez al pie del glaciar, el grupo, usualmente no más de diez personas, se equipa con los crampones y se une en una cordada para ascender la superficie helada. Caminar sobre el hielo con crampones ofrece una sensación sorprendente de agarre y seguridad, permitiendo sortear grietas y explorar pasajes estrechos. La excursión, que dura aproximadamente cinco horas en total, incluye paradas para descansar y capturar la magnificencia del entorno, culminando con el regreso al punto de partida. Esta travesía es, sin duda, una experiencia que quedará grabada en la memoria, una proeza que conecta al viajero con la fuerza indómita de la naturaleza.

La aventura de explorar el glaciar Jostedal trasciende una simple caminata; es una oda a la perseverancia y al asombro ante las maravillas naturales del mundo. Nos enseña la importancia de la preparación y el respeto por el entorno, recordándonos que, con la guía adecuada y el equipo necesario, podemos superar desafíos y alcanzar cumbres que nos dejan sin aliento. Esta experiencia nos impulsa a valorar la inmensidad de la naturaleza y a buscar activamente momentos que enriquezcan nuestra vida con recuerdos imborrables y perspectivas renovadas.