La pasada semana, una interrupción en los servicios de control aéreo en Francia generó importantes complicaciones para las compañías aéreas que operan en España. Un porcentaje significativo de los vuelos programados para los días 3 y 4 de julio experimentó alteraciones debido a estas protestas, según la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Esta situación ha impulsado un llamado urgente a la protección de los sobrevuelos en el espacio aéreo francés durante futuros paros.
Javier Gándara, el presidente de ALA, ha enfatizado la necesidad de que tanto el Gobierno español como la Unión Europea ejerzan presión sobre Francia. El objetivo es garantizar que, en situaciones de huelga, se mantengan servicios mínimos para los sobrevuelos, una práctica ya establecida en países como Italia, Grecia y la propia España. Gándara ha destacado la importancia de equilibrar el derecho a la huelga con el derecho fundamental de los ciudadanos a la libre circulación, argumentando que los viajeros no deberían ser víctimas de interrupciones que trascienden las fronteras nacionales.
Las paralizaciones en el control aéreo francés coincidieron con el inicio de la temporada alta de viajes, lo que magnificó el impacto negativo en los pasajeros y obligó a las aerolíneas a reajustar sus itinerarios. Aproximadamente dos mil vuelos con origen o destino en España sufrieron demoras como resultado de estas acciones, con un promedio de 42 minutos de retraso por vuelo afectado. El 3 de julio, el 31% de los vuelos en España (1.082) se vieron afectados con un retraso medio de 49 minutos, mientras que el 4 de julio, el 23% (873 vuelos) experimentaron demoras de 33 minutos, según datos de Eurocontrol. Cabe destacar que, después de Francia, España fue el país más perjudicado por estas interrupciones. Francia, por su parte, registró una disminución del 32% en las llegadas y salidas, con 3.288 vuelos menos en esos dos días.