Cada año, el calendario astronómico nos regala un evento celestial de gran belleza: la lluvia de meteoros conocida como las Perseidas. Visible principalmente desde el hemisferio norte, este fenómeno es, sin duda, uno de los más abundantes y esperados por los aficionados a la astronomía, transformando el cielo nocturno en un lienzo de luz.
Aunque las Perseidas pueden observarse durante un periodo extendido entre mediados de julio y agosto, hay una noche en particular donde su actividad se intensifica dramáticamente. Para el año 2025, el pico de este espectáculo se anticipa para la noche del 12 de agosto, alrededor de las 22:00 horas, hora peninsular. La clave para una observación óptima será buscar el momento justo después del crepúsculo, antes de que la Luna, en su fase casi llena, ilumine demasiado el firmamento, lo que podría atenuar la visibilidad de los meteoros más tenues. Es en estas condiciones cuando la frecuencia puede superar el centenar de meteoros por hora, moviéndose a velocidades impresionantes.
La procedencia de las Perseidas reside en los fragmentos desprendidos del cometa 109P/Swift-Tuttle. A medida que este cometa se acerca a nuestro planeta en su órbita, deja tras de sí una estela de gas, polvo y pequeñas partículas rocosas. Cuando la Tierra atraviesa esta trayectoria, su gravedad atrae estos fragmentos, que al entrar en la atmósfera a gran velocidad, se calientan y desintegran, creando las impresionantes estelas luminosas que observamos. A pesar de su apariencia, no son \"estrellas fugaces\" en el sentido literal, sino diminutas partículas incandescentes que brillan a unos 100 kilómetros de altitud, aunque parezcan estar mucho más cerca.
El nombre de esta lluvia de meteoros, Perseidas, se debe a que su punto de origen aparente, o radiante, se encuentra en la constelación de Perseo. Esta conexión no es casual y tiene sus raíces en la mitología griega, que narra la historia de Perseo, un héroe semidiós, fruto de la unión entre Zeus y Dánae. En algunas culturas europeas, como en España, Italia y Francia, estas lluvias también son conocidas como las \"Lágrimas de San Lorenzo\", una denominación que se relaciona con la cercanía de su punto álgido al 10 de agosto, día en que se conmemora la muerte de este mártir católico.
Para aquellos que deseen sumergirse en la belleza de las Perseidas, se recomienda alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades y buscar un lugar lo más oscuro posible. Si la Luna está presente y brillante, lo ideal es dirigir la mirada hacia las zonas del cielo opuestas a su posición para evitar su resplandor. Aunque las Perseidas son famosas por su facilidad de observación, cabe señalar que no son la lluvia de meteoros más intensa; otras, como las Gemínidas en diciembre y las Cuadrántidas en enero, pueden presentar una mayor actividad, ofreciendo también espectáculos astronómicos dignos de contemplación.