La ciudad de Cartagena, ubicada en la región de Murcia, ha sido históricamente subestimada en cuanto a su potencial turístico. Sin embargo, una visita reciente ha revelado la riqueza y el encanto de este milenario enclave. Fundada por Asdrúbal en el 227 a.C. y posteriormente rebautizada como Cartago Nova por los romanos, la ciudad es un crisol de civilizaciones, cuya historia se despliega a través de sus impresionantes yacimientos arqueológicos. Los esfuerzos actuales se centran en resaltar su patrimonio, ofreciendo una experiencia inmersiva que desmiente cualquier idea preconcebida sobre su falta de atractivos.
Para una exploración completa de Cartagena, es recomendable iniciar el recorrido en el Teatro Romano, una joya arquitectónica que narra la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos. Continuar con la visita al Barrio del Foro Romano permite adentrarse en la vida cotidiana de la antigua Roma, con sus mosaicos y pinturas, así como los vestigios de las termas. La ciudad, con su centro histórico peatonal y edificios modernistas como el Palacio Consistorial, el Casino y el Gran Hotel, invita a pasear y disfrutar de su atmósfera. Un paseo en barco por la bahía ofrece una perspectiva única de su importancia estratégica y sus defensas costeras, mientras que el Museo ARQUA proporciona una fascinante mirada a la arqueología subacuática. Culminar la jornada en el Castillo de la Concepción, accesible mediante un ascensor panorámico, brinda vistas espectaculares de la ciudad y su bahía al atardecer.
Cartagena, con su compromiso con la revitalización cultural a través de iniciativas como 'Cartagena, Puerto de Culturas', se ha consolidado como un destino turístico de primer nivel. La cuidadosa planificación y las opciones de abonos turísticos facilitan una inmersión profunda en su legado histórico y cultural. Es una ciudad que cautiva y sorprende, un verdadero testimonio de cómo un lugar puede redescubrir y celebrar su glorioso pasado, ofreciendo una experiencia enriquecedora y memorable para todos sus visitantes. Cartagena es un ejemplo brillante de cómo la historia puede ser un faro que ilumine el presente y el futuro de una comunidad.