Cuba, buscando revitalizar su sector turístico y optimizar el proceso de entrada para visitantes, ha lanzado una nueva política de visado electrónico. Esta medida, anunciada por el ministro de Turismo, Juan Carlos García, tiene como objetivo principal facilitar la llegada de viajeros procedentes de mercados menos voluminosos, sin aplicar un costo excesivo, y manteniendo al mismo tiempo el libre visado para las naciones que tradicionalmente aportan un gran número de turistas a la isla caribeña.
El Ministerio de Turismo cubano ha comunicado oficialmente la implementación de una visa electrónica con un valor de 25 dólares estadounidenses. Esta decisión surge en un contexto donde el país busca innovar y adaptarse a las tendencias globales en la gestión de flujos migratorios y turísticos. Juan Carlos García, en declaraciones recientes, enfatizó que la cifra de 25 dólares es la real, desmintiendo categóricamente informaciones erróneas que circulaban sobre un posible costo de 50 dólares. El titular de la cartera turística subrayó que el propósito de esta modernización es simplificar los trámites para los viajeros, coexistiendo con los formatos de visado tradicionales ya existentes.
La introducción de la visa electrónica se produce en un momento delicado para el turismo cubano. Cifras recientes de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), divulgadas por medios como Cibercuba, revelan una disminución considerable en la llegada de visitantes. Hasta junio de 2025, Cuba recibió aproximadamente 1.3 millones de viajeros, lo que representa una caída de más de 300,000 personas en comparación con el mismo período del año anterior. Esta disminución incluye una reducción del 25% en visitantes internacionales. El propio ministro García Granda reconoció ante el Parlamento que la industria turística cubana atraviesa su peor etapa desde el año 2001, tras los eventos del 11 de septiembre, lo que resalta la urgencia de medidas que puedan estimular la llegada de turistas y revertir la tendencia a la baja.
En este panorama, la estrategia de la visa electrónica se perfila como un esfuerzo por modernizar la infraestructura turística y hacer de Cuba un destino más accesible y atractivo para una gama más amplia de visitantes. La política de visado diferenciado, que exime a los principales mercados emisores de turistas, busca equilibrar la seguridad y el control con la flexibilidad necesaria para fomentar el crecimiento del sector. A pesar de los desafíos actuales, el gobierno cubano mantiene su compromiso con la recuperación y el desarrollo de su industria sin chimeneas.
La estrategia del visado electrónico, con un precio competitivo, busca fomentar la llegada de visitantes de mercados con menor emisión de turistas, reafirmando el compromiso de la nación con la facilitación de viajes y la recuperación económica del sector turístico.