El 26 y 27 de julio, Álex Úbeda y Manolo López inscribieron sus nombres en la historia del alpinismo al completar la apertura de una vía innovadora, bautizada como \"Carlos Suárez\", en la imponente cara norte del Cashan Oeste, un pico de 5.600 metros de altitud en la Cordillera Blanca de los Andes peruanos. Esta ascensión, de 500 metros de longitud y con una dificultad máxima de 7a+, representa un logro significativo. La ruta rinde homenaje póstumo a Carlos Suárez, alpinista, escalador y aventurero cuyo fallecimiento en un accidente de paracaidismo con traje de alas conmocionó a la comunidad alpinística.
El 25 de julio, la expedición partió de Huaraz con destino a Rajucolta, uniéndose a Wilmer, pieza clave para el transporte del equipo. La ausencia de información precisa sobre la ruta de aproximación los llevó por un terreno inexplorado, cubierto de vegetación densa, lo que retrasó considerablemente su llegada a la base de la pared. Tras horas de ardua caminata, se encontraron con un terreno rocoso y sinuoso, desprovisto de áreas llanas para establecer un campamento. Finalmente, hallaron un bloque de roca que ofrecía una ligera pendiente, permitiendo montar las tiendas. La desmotivación inicial, al observar la aparente imposibilidad de escalar la pared desde su posición, dio paso a un inesperado descubrimiento al amanecer.
Al despuntar el alba, mientras se acercaban a la base de la pared, Úbeda y López descubrieron una serie de diedros fisurados, invisibles desde su campamento, que se extendían por más de cien metros desde el suelo. Esta inesperada \"autopista\" cambió por completo su perspectiva, infundiéndoles una renovada energía y determinación para comenzar la escalada inmediatamente.
El primer día de ascenso resultó ser un éxito rotundo. Los alpinistas lograron escalar 240 metros, distribuidos en cinco largos con dificultades que oscilaban entre V+ y 7a. La calidad de la roca y la belleza de los diedros sin interrupciones, junto con las largas fisuras, confirmaron la excepcional naturaleza de la vía. Sin el uso de chapas en los largos, la escalada se caracterizó por su pureza. Tras completar esta sección, aseguraron la línea y descendieron, satisfechos por haber superado la mitad de la pared y confirmando la lógica y belleza del trazado.
La segunda jornada de escalada comenzó mucho antes del amanecer, con una aproximación nocturna y parte del ascenso mediante jumareo. Con la llegada de la luz, retomaron el reescalado del tramo de travesía, continuando desde el punto alcanzado el día anterior. La calidad de la escalada se mantuvo, con cinco largos adicionales de hasta 7a+ que presentaban desafiantes travesías de adherencia y fisuras desplomadas. A pesar de las mochilas pesadas, la experiencia de abrir una vía tan espectacular en la Cordillera Blanca, que bien podría convertirse en una clásica si estuviera más accesible, los llenó de asombro y satisfacción.
El equipo alcanzó la cumbre de la cara norte del Cashan Oeste a 5.600 metros. La búsqueda de la línea de descenso instalada en 2019 por los hermanos Pou y Manu Ponce resultó infructuosa, posiblemente oculta por la nieve. Decidieron entonces un descenso alternativo, realizando cinco rápeles con anclajes cada 60 metros sobre placas lisas. Llegaron a la tienda al atardecer, exhaustos pero eufóricos. Al día siguiente, completaron el descenso de 1.000 metros de desnivel hasta su vehículo. La vía \"Carlos Suárez\" no solo es un logro alpinístico, sino también un emotivo y duradero tributo al legendario escalador, consolidando su nombre en la memoria del montañismo andino.