La Asociación Sindical de Trabajadores de JetSmart (ASTJ) ha comunicado su decisión de iniciar una huelga el 1 de agosto. Esta acción gremial está destinada a perturbar los itinerarios de vuelos, tanto dentro del país como en rutas internacionales, coincidiendo con un período de alta demanda de viajes post-vacacional. La determinación de llevar a cabo esta medida de fuerza se deriva de la falta de avances tangibles en las conversaciones sobre mejoras salariales, que se han extendido por varios meses sin llegar a un acuerdo.
Desde el pasado febrero, la fuerza laboral ha intentado establecer un diálogo constructivo con la compañía. Sin embargo, no se han obtenido resultados satisfactorios. Diego Bitschin, quien lidera la ASTJ y es piloto de la aerolínea, ha enfatizado que la dirección no ha presentado una propuesta económica que asegure una remuneración acorde a las expectativas de los trabajadores, lo que ha alimentado la frustración generalizada.
La situación se ha complicado aún más con la llegada de tripulaciones procedentes de Chile y Perú. Según el sindicato, estas contrataciones se habrían realizado bajo condiciones laborales y salariales superiores a las ofrecidas al personal argentino, generando un profundo descontento entre los empleados locales, quienes perciben esta práctica como una injusticia.
En un gesto de buena voluntad, la ASTJ había suspendido previamente otras acciones gremiales, esperando una respuesta favorable de la empresa, la cual, según ellos, no llegó. Bitschin ha sido claro al señalar que el 1 de agosto representa una fecha límite. Si la empresa no ofrece soluciones concretas, la huelga será ineludible. Este paro podría ocasionar extensas demoras y la anulación de numerosos vuelos, impactando a miles de viajeros que regresan a casa después de sus vacaciones invernales. El sindicato ha dejado abierta la posibilidad de intensificar las medidas si no se reanudan negociaciones productivas.
Es importante recordar que JetSmart ya enfrentó interrupciones en sus operaciones durante una huelga general anterior, el 10 de abril. En aquella ocasión, la aerolínea, junto con otras, tuvo que ajustar o cancelar vuelos programados, demostrando la vulnerabilidad del sector aéreo ante este tipo de conflictos laborales.