Erika Zarante, la máxima responsable de Latam Airlines en Colombia, ha identificado un conjunto de seis retos esenciales que la nación andina enfrenta en el desarrollo de su infraestructura aérea. Su visión apunta a una transformación profunda, comenzando por una planificación que abarque todos los aeropuertos del país, garantizando que las aerolíneas sean consideradas piezas clave en los esquemas aeroportuarios y en la estrategia turística nacional. Además, propone una reducción en la duración de los contratos de concesión y un ajuste en las políticas de compensación al pasajero que no comprometan la viabilidad del negocio.
Zarante resalta que Colombia ha quedado rezagada en cuanto a infraestructura, lo que amenaza su posición competitiva si no se adoptan medidas rápidas. Propone un cambio de paradigma: abandonar el enfoque fragmentado por ciudades y adoptar una visión unificada que fomente la interconexión entre los grandes nudos aeroportuarios y las terminales regionales. La ejecutiva subraya la importancia de que las inversiones se distribuyan equitativamente, buscando que, por ejemplo, una mejora en el aeropuerto de Bogotá beneficie la conectividad con destinos como Tolú o Yopal. Un segundo punto crítico es la agilidad en la materialización de las inversiones en infraestructura. La CEO sugiere optimizar los recursos existentes en el corto plazo para aumentar la capacidad, citando como ejemplos la implementación de puertas de embarque compartidas y el uso de sistemas biométricos. En tercer lugar, critica la exclusión de las aerolíneas en la formulación de planes y diseños estratégicos de nuevas concesiones, argumentando que todos los actores del ecosistema aeroportuario deben colaborar. Para Zarante, el servicio al cliente ha adquirido una importancia capital en la tendencia actual de los aeropuertos, superando el mero aspecto de la obra civil.
El cuarto desafío se centra en la duración de las concesiones aeroportuarias, que actualmente se extienden por 20 años. Zarante aboga por revisiones cada cinco años para asegurar un equilibrio económico que permita el crecimiento continuo. Un quinto reto reside en el delicado balance entre los derechos del consumidor y la sostenibilidad de las aerolíneas. La directiva advierte que un incremento desmedido en las compensaciones podría desincentivar la llegada de aerolíneas internacionales, perjudicando la conectividad del país. Finalmente, como sexto desafío, se menciona la falta de participación de las aerolíneas en las conversaciones sobre el turismo nacional. Zarante enfatiza que la estrategia turística va más allá de la conectividad aérea, requiriendo un estímulo integral del destino, incluyendo promociones, seguridad y desarrollo hotelero. Cita el caso de Tolú, donde, a pesar de la potencialidad de un aeropuerto internacional, carece de infraestructura básica como alcantarillado y alojamiento hotelero adecuado.
El progreso de una nación, especialmente en sectores tan dinámicos como el turismo y la aviación, depende en gran medida de una visión colaborativa y una ejecución estratégica. Superar los obstáculos infraestructurales y regulatorios, fomentando la cooperación entre todos los actores involucrados, no solo potenciará la competitividad económica, sino que también elevará la experiencia del usuario y fortalecerá el tejido social al conectar comunidades y culturas de manera más eficiente y equitativa. La proactividad en la adaptación a los cambios y la búsqueda constante de la eficiencia son pilares fundamentales para un futuro próspero y conectado.