La soledad no deseada se ha convertido en una preocupación creciente en la sociedad contemporánea, afectando a un considerable porcentaje de la población española, con los mayores de las zonas urbanas como los más vulnerables. Frente a este desafío, han surgido iniciativas innovadoras que buscan tender puentes entre diferentes grupos de edad. Un ejemplo destacado es el programa \"Vivir y Convivir\" de Barcelona, que desde 1996 ha facilitado la cohabitación entre personas mayores y estudiantes universitarios que buscan alojamiento. Lo que comenzó como una pequeña prueba con una veintena de participantes, ha evolucionado hasta alcanzar más de 200 convivencias anuales, gestionadas actualmente por la Fundación Roure en colaboración con el Ayuntamiento.

Este modelo de convivencia intergeneracional ha demostrado tener un impacto positivo multifacético en la vida de los involucrados. Olga Ibáñez, psicóloga del programa, subraya cómo la interacción diaria, desde conversaciones hasta el uso de nuevas tecnologías, funciona como una valiosa estimulación mental para los mayores, contribuyendo a retrasar el deterioro cognitivo de manera similar a los talleres de memoria. Además, la presencia de jóvenes en el hogar combate el aislamiento social y mejora el estado de ánimo de los adultos mayores, animándolos a realizar actividades al aire libre y participar en nuevas experiencias. Por otro lado, los estudiantes no solo encuentran un lugar para vivir, sino que también desarrollan una mayor empatía y comprensión hacia las experiencias de vida de las personas mayores, creando un canal de conexión y apoyo mutuo. Aunque existe un periodo inicial de adaptación, la mayoría de las convivencias resultan satisfactorias para ambas partes, evidenciando el éxito del programa en la creación de lazos significativos y duraderos.

El programa \"Vivir y Convivir\" no solo aborda la soledad, sino que también promueve un estilo de vida más activo y saludable para los mayores, quienes se benefician del dinamismo de sus jóvenes compañeros. Esta interacción contribuye a que se mantengan más activos físicamente y adopten hábitos alimenticios más equilibrados, a diferencia de quienes viven solos. Además, los casos de éxito, como la reducción de medicación en una participante gracias a la compañía, refuerzan la efectividad de estas uniones en la mejora general de la calidad de vida. Al fomentar la comprensión mutua y la colaboración entre generaciones, este tipo de iniciativas no solo alivian problemas sociales acuciantes, sino que también construyen una sociedad más cohesionada, empática y resiliente, demostrando que la unión entre diferentes edades es una fuente inagotable de vitalidad y crecimiento para todos.