La reconocida plataforma de viajes y ocio, Atrápalo, ha reestructurado significativamente su presencia en América Latina. La compañía, que hasta ahora operaba directamente en varios países de la región, ha optado por desinvertir en sus filiales latinoamericanas para concentrar sus esfuerzos en el mercado europeo y en la mejora de su rentabilidad. Esta estratégica decisión implica la transferencia de sus operaciones a nuevos propietarios en Argentina, Chile, Perú y Colombia, marcando un nuevo capítulo en la expansión de la empresa.
El día 23 de julio de 2025, se confirmó la venta de las filiales latinoamericanas de Atrápalo. En una jugada maestra, Martín Romano adquirió las operaciones de la compañía en Argentina, Chile y Perú, consolidando así su influencia en el Cono Sur. Paralelamente, el fondo Progresión tomó las riendas de la filial colombiana. Esta transición se produce después de que el fondo Tiger Global se desvinculase de Atrápalo, dejando la propiedad en manos de Nacho Giral, Manuel Roca, Nacho Sala y Marek Fodor.
Además de la venta de estas filiales, la gestión de las plataformas de Atrápalo en México, Panamá, Guatemala y Costa Rica también ha experimentado un cambio, dejando de reportar directamente a la sede central en Barcelona. Estas operaciones ahora serán compartidas entre los nuevos accionistas. Luis Alonso, CEO de Atrápalo, ha revelado que la compañía mantendrá una relación con su antiguo negocio latinoamericano a través de un modelo de franquicia, percibiendo ingresos por los derechos de uso de su marca y tecnología.
Atrápalo, con una plantilla de 135 empleados en Barcelona y un centro de llamadas con unas 20 personas en Colombia, está volcando sus esfuerzos en la innovación. Alonso destacó la inversión en tecnología y el relanzamiento de la división de escapadas. Asimismo, la empresa busca potenciar su plataforma Catchit.com, enfocada en la venta de productos vacacionales a nivel europeo, que actualmente representa el 5% de su volumen de negocio.
La búsqueda de la rentabilidad es un pilar fundamental en la nueva estrategia de Atrápalo. El directivo señaló que, a excepción del año de la pandemia, la empresa siempre ha sido rentable. Sin embargo, el objetivo actual es optimizar los márgenes, incluso si esto implica una facturación ligeramente menor. En el último ejercicio, la compañía facturó 210 millones de euros, una reducción del 9% respecto a los 230 millones del año anterior, y para el presente año, se espera una estabilización. Según los registros, Atrápalo SL obtuvo ganancias superiores a los 550.000 euros en 2023.
La decisión de Atrápalo de desinvertir en sus operaciones latinoamericanas y adoptar un modelo de franquicia es un claro ejemplo de adaptación estratégica en el dinámico sector del turismo. En un entorno globalizado y competitivo, las empresas deben evaluar constantemente sus modelos de negocio y sus mercados para asegurar su sostenibilidad y crecimiento. Este movimiento subraya la importancia de la eficiencia operativa y la mejora de los márgenes de beneficio, incluso a expensas de un volumen de negocio puro.
Desde la perspectiva del observador, esta reconfiguración de Atrápalo es una señal de que las compañías no solo buscan expandirse geográficamente, sino también optimizar su huella global para maximizar el valor. La confianza en la marca y la tecnología, al optar por un modelo de franquicia, demuestra el valor intrínseco de estos activos intangibles. La inversión en I+D y la focalización en mercados clave, como el europeo en este caso, se perfilan como elementos cruciales para el éxito a largo plazo en la era digital del turismo.