En un avance tecnológico que ha capturado la atención mundial, China ha presentado un micro-dron de solo dos centímetros de tamaño, diseñado para propósitos militares y de reconocimiento. Este dispositivo, tan pequeño como un insecto, promete revolucionar las operaciones encubiertas y de inteligencia al ser prácticamente indetectable para los sistemas de radar y el ojo humano. La revelación, realizada por investigadores de la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa a través de la cadena estatal CCTV, destaca el compromiso de China con el desarrollo de la 'economía de baja altitud', una industria valorada en miles de millones que abarca desde vehículos aéreos no tripulados hasta taxis voladores. Este logro subraya la creciente capacidad tecnológica de China y sus implicaciones para la seguridad global.
El objetivo principal de este diminuto vehículo aéreo no tripulado es su implementación en operaciones militares y misiones de reconocimiento que demanden un alto grado de sigilo. Su excepcional tamaño lo convierte en un instrumento ideal para infiltrarse sin ser detectado, ofreciendo una ventaja estratégica sin precedentes en la recopilación de información. Un investigador de la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa, Liang Hexiang, enfatizó en CCTV, según lo reportado por el South China Morning Post, que este tipo de robots en miniatura son idóneos para el reconocimiento y operaciones especiales en el campo de batalla. La capacidad de este dron para evadir la detección actual por parte de los radares tradicionales es una de sus características más innovadoras, lo que plantea un desafío para los sistemas de defensa existentes.
Aunque la televisión estatal china ha mostrado el dron en miniatura con sus características alas, la información sobre el éxito de sus vuelos y sus capacidades operativas completas sigue siendo limitada. No obstante, la existencia de un dispositivo tan pequeño, capaz de integrar una cámara, un micrófono y una batería, representa un hito en la miniaturización de la tecnología. Este desarrollo genera una dualidad de reacciones: por un lado, es un testimonio admirable del ingenio científico, pero por otro, se percibe como una herramienta potencialmente amenazante en un panorama geopolítico ya volátil.
Este avance se enmarca dentro de la estrategia de China de potenciar su \"economía de baja altitud\", un sector que se proyecta crecer exponencialmente, de 70 mil millones de dólares en 2023 a 280 mil millones para 2030, según el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Información del país. Este sector no solo incluye drones militares, sino también innovaciones como taxis voladores y aeronaves eléctricas para reparto de paquetes, lo que indica una ambición amplia en el dominio aéreo. Song Zhiyong, de la Administración de Aviación, ha señalado que China está en una fase de desarrollo acelerado en este ámbito.
Históricamente, ya existían modelos similares de drones en miniatura, aunque con propósitos y características distintas. El micro-UAV noruego Black Hornet, con un peso de 1.3 kilogramos, es utilizado por diversas fuerzas armadas, incluida la estadounidense, para observación terrestre con tecnología infrarroja. Aunque efectivo, su tamaño lo hace menos discreto que el nuevo \"mosquito chino\". Otro referente es el Robobee, un dron de 3.4 centímetros desarrollado por la Universidad de Harvard con fines de investigación, que aún no está disponible comercialmente y se encuentra en fase de mejora técnica.
En resumen, la creación de este micro-dron chino del tamaño de un mosquito es un claro indicativo del progreso vertiginoso de China en la ingeniería de vanguardia. Este dispositivo redefine los límites de la miniaturización y la capacidad de las tecnologías de vigilancia, abriendo un abanico de posibilidades tanto para la defensa como para el espionaje. La comunidad internacional observa con una mezcla de asombro y cautela cómo estos avances tecnológicos pueden influir en el futuro de la seguridad y el equilibrio de poder a nivel global.