La provincia catalana de Gerona, con su vasta historia geológica, alberga un lugar de inmenso valor científico: el yacimiento lacustre de Camp dels Ninots. Ubicado en un antiguo cráter volcánico que moldeó el paisaje hace millones de años, este sitio ha sido un foco de investigación geológica desde 1882. Lo que lo distingue es la excepcional preservación de sus hallazgos, con fósiles a menudo encontrados intactos, ofreciendo una perspectiva sin igual de la vida prehistórica.
En el año 2010, durante una excavación en Camp dels Ninots, el investigador Pablo Mateos desenterró un esqueleto parcial de un topo. Este espécimen, perteneciente a la familia Talpidae y datado en el Plioceno (hace entre 5 y 2.5 millones de años), presentaba una mandíbula con dentición completa, extremidades anatómicamente conectadas y una gran porción del tronco. Su inmaculado estado de conservación capturó de inmediato la atención del equipo científico.
Intrigados por el hallazgo, investigadores liderados por el geólogo Marc Furió y la paleontóloga Adriana Linares iniciaron un minucioso estudio. Aunque inicialmente se sospechaba que el topo pertenecía a la especie Talpa minor, un análisis detallado mediante tomografía computarizada y la creación de un modelo 3D reveló una verdad sorprendente: se trataba de una especie completamente nueva para la ciencia, a la que bautizaron como Vulcanoscaptor ninoti. Este proceso fue fundamental para estudiar el fósil sin causar daño.
Más allá de identificar una nueva especie, la investigación desveló un parentesco evolutivo extraordinario con la tribu Scalopini, nativa de Norteamérica. Este hallazgo sugiere la posibilidad de una migración transcontinental de estos mamíferos, un escenario totalmente inesperado dada la vulnerabilidad de los topos a los depredadores. La conexión desafía las concepciones previas sobre la biogeografía de estas criaturas.
El Dr. Marc Furió, coautor del estudio, señaló que, a pesar de su clara adaptación a la vida subterránea, la estrecha relación de este topo con especies norteamericanas como Scapanus y Scalopus revela una historia evolutiva mucho más compleja. Las características postcraneales y del antebrazo del fósil confirman sus habilidades excavadoras. Sin embargo, persiste el misterio de cómo llegó a los sedimentos marinos, con hipótesis que van desde su capacidad para nadar hasta ser un resto flotante de un cadáver.
Desde 2003, las excavaciones en Camp dels Ninots han sido incansables, buscando nuevas pistas para reconstruir el pasado. El Dr. Gerard Campeny, codirector de las excavaciones, subraya la excepcionalidad del yacimiento por la calidad y diversidad de sus restos, permitiendo la reconstrucción de ecosistemas enteros del Plioceno. El Dr. Bruno Gómez de Soler, también codirector del proyecto, concluye que estos descubrimientos son el resultado de la combinación de un entorno geológico único y una investigación metodológica e interdisciplinaria, consolidando a Camp dels Ninots como una fuente inestimable de conocimiento fósil.