El panorama turístico cubano se ve ensombrecido por una alarmante reducción en la afluencia de visitantes internacionales. A pesar de los esfuerzos por revitalizar el sector, la nación caribeña experimenta un notorio descenso en la llegada de turistas de sus principales mercados emisores, lo que plantea serios interrogantes sobre la viabilidad de sus proyecciones para el año en curso. Esta situación, agravada por las críticas sobre la realidad social del país, resalta la compleja interacción entre la economía, la política y el bienestar de sus ciudadanos.
La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) ha revelado cifras preocupantes para el periodo comprendido entre enero y julio de 2025. Durante estos siete meses, Cuba acogió a 1,123,987 visitantes extranjeros, lo que representa una disminución del 23.2% en comparación con el mismo lapso del año anterior. Esta pérdida de 338,922 turistas se atribuye en gran medida a la drástica caída de dos mercados clave: Rusia y Canadá.
Históricamente, la relación entre Cuba y Rusia en el ámbito turístico había mostrado un fortalecimiento, particularmente después de la pandemia. Se habían establecido acuerdos bilaterales, rutas aéreas directas y campañas de promoción intensivas dirigidas a los viajeros rusos. No obstante, las expectativas se han visto frustradas, con solo 71,797 turistas rusos llegando a la isla en el período analizado. Esto implica un desplome del 41.8% respecto a los 123,351 visitantes registrados el año previo, poniendo en jaque la estrategia de diversificación de mercados.
Canadá, que tradicionalmente ha sido el principal emisor de turistas a Cuba, también ha contribuido a esta tendencia negativa, con una contracción del 23.1% en sus visitas. Aunque se observó un ligero incremento en la llegada de turistas de Argentina y Colombia, el volumen de estos mercados sigue siendo marginal en comparación con la magnitud de las pérdidas. Las proyecciones iniciales de Cuba para 2025, que anticipaban la recepción de 2.6 millones de turistas, parecen cada vez más inalcanzables. De mantenerse la trayectoria actual, la cifra podría no superar los 2.2 millones alcanzados en 2024, un registro ya considerado uno de los más bajos en 17 años, excluyendo los años de la pandemia.
En este contexto de fragilidad turística, la situación social de Cuba ha sido objeto de atención internacional. Recientemente, la embajada de Estados Unidos emitió un comunicado en redes sociales, contrastando la imagen idílica de las playas caribeñas que disfrutan los turistas con la dura realidad cotidiana que enfrentan los ciudadanos cubanos. El mensaje destacaba la escasez de alimentos, los frecuentes cortes de energía, la acumulación de desechos en las calles y la censura, sugiriendo una disonancia entre la experiencia del visitante y la vida de la población local.
En resumen, la industria turística cubana atraviesa un momento crítico, marcado por la disminución de visitantes procedentes de mercados esenciales y la persistencia de desafíos internos. El impacto de estas cifras negativas trasciende el ámbito económico, reflejando las complejidades que enfrenta la nación caribeña en su búsqueda de estabilidad y prosperidad.