La economía alemana, un motor significativo dentro de Europa y un actor fundamental en el panorama turístico español, se enfrenta a un periodo de incertidumbre. Tras experimentar recesiones consecutivas en los años 2023 y 2024, caracterizadas por una prolongada y generalizada disminución de la actividad, los pronósticos más recientes del Bundesbank sugieren un posible estancamiento o incluso una contracción para el tercer trimestre de 2025. Este escenario, aunque mitigado por la reducción de tensiones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos, sigue generando inquietud. Paralelamente, el país germano lucha con una creciente escasez de personal cualificado, un desafío que podría agravarse con el tiempo. Pese a estos retos internos, Alemania se mantiene como un emisor crucial de visitantes hacia España, consolidando su posición como el segundo mercado turístico más importante para la nación ibérica.
En un reciente boletín emitido este jueves, economistas del Bundesbank, el banco central de Alemania, han compartido sus proyecciones sobre el futuro económico de la nación. Estos expertos anticipan que, durante el tercer trimestre de 2025, la economía alemana podría experimentar un periodo de estancamiento o incluso una leve contracción, tras registrar una disminución del 0,1% en el segundo trimestre de ese mismo año. Esta previsión surge después de dos años consecutivos, 2023 y 2024, en los que la economía germana estuvo sumida en una recesión, marcada por una reducción significativa y prolongada de la actividad económica, lo que dejó una considerable capacidad productiva sin utilizar.
Un punto brillante en este panorama ha sido la reciente moderación de la inflación en Alemania, que se situó en el 2,1% durante el segundo trimestre. Esta mejora se atribuye principalmente a la caída de los precios del petróleo, el fortalecimiento del euro y un menor incremento en los precios de los servicios. No obstante, el Bundesbank advierte sobre una posible alza temporal de la inflación en los próximos meses, un factor a vigilar de cerca.
A pesar de estas fluctuaciones económicas, Alemania, que ocupa el segundo lugar como emisor de viajeros a España, justo después del Reino Unido, sigue siendo un pilar para la industria turística española. Durante la primera mitad de 2025, España acogió a 5,7 millones de turistas alemanes, lo que representa un incremento del 3% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta cifra subraya la importancia del mercado alemán, a pesar de los desafíos económicos internos que enfrenta.
Por otro lado, el Instituto de Investigación Económica (IFO) ha señalado una preocupación creciente entre las empresas alemanas: la dificultad para encontrar trabajadores con las cualificaciones necesarias. Un 28,1% de las compañías encuestadas recientemente reportó escasez de personal cualificado, un aumento respecto al 27,2% registrado en abril. Este déficit, según Klaus Wohlrabe, investigador del Ifo, es un problema que persiste incluso en un contexto de debilidad económica y se prevé que empeore a largo plazo debido a los cambios demográficos.
La situación económica de Alemania nos invita a reflexionar sobre la intrínseca conexión entre la salud financiera de una nación y su impacto en sectores vitales como el turismo. Observamos cómo, a pesar de las adversidades económicas y la preocupación por la escasez de talento, el espíritu viajero de los alemanes se mantiene firme, reafirmando la importancia de España como destino preferente. Este fenómeno subraya la resiliencia inherente al sector turístico, capaz de sortear tormentas económicas gracias a la demanda persistente y la atracción cultural. Sin embargo, también nos recuerda la necesidad crítica de abordar desafíos estructurales, como la inflación y la falta de mano de obra cualificada, que podrían mermar a largo plazo la capacidad económica de los mercados emisores clave. Desde una perspectiva periodística, es fascinante cómo las tendencias macroeconómicas se traducen directamente en patrones de viaje y cómo la vitalidad de un sector puede depender de factores que van mucho más allá de sus propias fronteras. Es un llamado a la acción para que tanto gobiernos como la industria turística trabajen en sinergia, garantizando la estabilidad y el crecimiento sostenible en un mundo cada vez más interconectado.