Para aquellos que, como yo, no tenían clara la geografía de la isla, Capri se sitúa a un corto trayecto en embarcación rápida desde Nápoles, específicamente a menos de una hora de viaje. Su proximidad a la península Sorrentina es tan notable que, según antiguos relatos, ambas tierras estuvieron conectadas en el pasado. A diferencia de Ischia, de origen volcánico, Capri se distingue por su formación geológica y su historia, habiendo sido un refugio de la élite romana, cuyas villas aún perduran como testimonios de su esplendor.
Una de las maravillas naturales más célebres de Capri es, sin duda, la Gruta Azul. Esta cueva marina, accesible mediante pequeñas embarcaciones, ofrece un espectáculo de luces y sombras que tiñen sus aguas de un azul irreal. Es una parada obligatoria en cualquier recorrido por la isla, prometiendo una experiencia visual única e inolvidable.
Al desembarcar en Marina Grande, el principal puerto de la isla, te sumergirás de inmediato en la atmósfera vibrante de Capri. Este rincón, que aún conserva el encanto de un pequeño puerto mediterráneo, es el punto de partida ideal para explorar la isla. Con sus casas coloridas y las barcas meciéndose en el agua, Marina Grande ofrece una imagen pintoresca y es un excelente lugar para degustar la gastronomía local con vistas al mar.
Para ascender a la ciudad de Capri, ubicada en lo alto de esta isla montañosa, puedes optar por un pintoresco taxi descubierto o, de manera más práctica, el funicular que te llevará en apenas diez minutos. Una vez allí, te espera un entramado de calles estrechas y animadas, bordeadas por boutiques de lujo y hoteles históricos. Desde la cima, los miradores revelan vistas espectaculares, con el Belvedere Cannone ofreciendo panorámicas inolvidables de acantilados y formaciones rocosas.
Además de sus playas y calas, Capri esconde joyas como el Arco Natural, una impresionante formación rocosa que fue en su día una cueva. Los restos de la Cartuja de San Giacomo, un antiguo monasterio del siglo XIV, añaden un toque histórico, reflejando el rico pasado medieval de la isla. Planificar tu tiempo es crucial, especialmente al calcular la bajada en funicular para no perder el barco de regreso, aunque una 'perdida' accidental podría significar una estancia prolongada en uno de los lujosos hoteles de la isla.
Si prefieres una experiencia organizada, existen tours en barco desde Nápoles que te recogen en tu hotel y te llevan directamente a la isla. Tras un breve viaje, el recorrido continúa por la costa de Capri, permitiendo admirar la Gruta Azul, el Arco Natural y los icónicos Faraglioni. Con tiempo para nadar y explorar la villa de Capri, estas excursiones de ocho horas ofrecen una inmersión profunda en la belleza de la isla.
Para quienes visitan la capital italiana y desean conocer Capri, hay excursiones de un día desde Roma. Partiendo temprano, el viaje incluye un trayecto en autobús a Nápoles y luego un ferry a Capri. Una vez en la isla, tendrás tiempo libre en Marina Grande, con la opción de visitar la Gruta Azul, y un recorrido por Anacapri, la zona más elevada con vistas panorámicas, antes de regresar a Roma al anochecer. Es una forma eficiente de experimentar la magia de Capri en una única y completa jornada.
La isla de Capri es fácilmente accesible mediante ferry rápido desde Nápoles, con un tiempo de trayecto aproximado de 50 minutos. También hay opciones de conexión desde otras localidades cercanas como Sorrento, lo que facilita la planificación de tu visita a este enclave paradisíaco del Mediterráneo.