Para aquellos que visitan la vibrante ciudad de Nueva York y desean capturar imágenes memorables del horizonte y sus monumentos icónicos, el ferry de Staten Island se presenta como una opción inmejorable. A diferencia de los cruceros turísticos con costo, este servicio de transporte público, gestionado por la municipalidad, conecta el Bajo Manhattan con Staten Island, ofreciendo una experiencia similar a la de un crucero sin la necesidad de adquirir un boleto. Es una manera inteligente de apreciar las vistas del perfil urbano, incluyendo la imponente Estatua de la Libertad y la histórica Isla de Ellis, sin desembolsar dinero.
El ferry de Staten Island, inaugurado en 1901 como sustituto de los servicios de barcazas privadas, ha evolucionado hasta convertirse en una de las atracciones turísticas más populares de la ciudad. Operando sin interrupción, las 24 horas del día, esta ruta es utilizada tanto por los residentes locales en su rutina diaria como por innumerables visitantes ansiosos por capturar la esencia de Nueva York desde el agua. Para embarcarse en esta aventura, diríjase al muelle de Whitehall, en Battery Park, al sur de Manhattan. Los distintivos barcos naranjas, con la inscripción “Staten Island Ferry”, son fáciles de identificar.
Con salidas cada treinta minutos, el ferry de Staten Island garantiza que no tendrá largas esperas. La duración de la travesía es de aproximadamente media hora, tiempo durante el cual podrá unirse a otros entusiastas viajeros en las barandillas para disfrutar plenamente del panorama. Al zarpar de Battery Park, sus ojos se dirigirán primero hacia el sur de Manhattan, donde sobresale la silueta del nuevo World Trade Center. Posteriormente, el trayecto le ofrecerá vistas ininterrumpidas de la Isla de Ellis y, por supuesto, la majestuosa Estatua de la Libertad, permitiéndole tomar fotografías impresionantes.
Al llegar a St. George, el muelle en Staten Island, es necesario desembarcar y volver a abordar para el viaje de regreso a Manhattan. Este proceso, aunque sencillo, implica un cambio de embarcación. Tenga en cuenta que, debido a esta logística, la experiencia completa de ida y vuelta puede extenderse a casi dos horas. La frecuencia de los ferries es generalmente de media hora, aunque durante las horas pico de los días laborables, los servicios se incrementan a cada quince minutos para acomodar el alto volumen de pasajeros, mientras que durante la madrugada, la frecuencia es de una hora.