Con una inversión inicial que supera el medio millón de dólares, se ha dado inicio a un proyecto transformador en las lagunas de Cancún: la creación de un corredor turístico costero en las áreas naturales de Chacmochuch y Manatí. Esta iniciativa, programada para desarrollarse a lo largo de tres años, busca revitalizar y proteger un sistema lagunar de gran valor ecológico, situado estratégicamente en las proximidades de Isla Blanca y la zona continental de Isla Mujeres.
María Elena García, portavoz de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), ha delineado las características fundamentales de esta ambiciosa empresa. Se trata de un vasto corredor costero-marino que se extenderá a lo largo de 30 mil hectáreas, consolidándose como una de las áreas de conservación más importantes de la región. Su implementación se realizará en fases, garantizando una gestión meticulosa de los recursos y el avance de los objetivos planteados.
El proyecto ha logrado asegurar su financiamiento gracias a la selección por parte del Comité Técnico del Fondo SAM, que ha asignado 517 mil 999 dólares. Este capital será desembolsado progresivamente, complementado por una contribución adicional del gobierno federal, elevando la inversión total a 706 mil 339 dólares. La ejecución del plan estará a cargo de entidades clave como el IBANQROO, responsable de los refugios estatales de flora y fauna de Chacmochuch y Laguna Manatí, y la CONANP, que supervisará la zona norte de la reserva de la biosfera Caribe mexicano.
Actualmente, la zona es escenario de actividades pesqueras, muchas de las cuales son ilícitas y representan una amenaza significativa para el ecosistema. Este entorno es vital para la reproducción y refugio de numerosas especies marinas, pero se ve afectado por la expansión urbana y prácticas insostenibles. A pesar de estas presiones, el ecosistema mantiene su vitalidad y posee un considerable potencial de recuperación. La experta enfatizó que esta área se identifica como un punto crítico ambiental, formando parte de seis zonas del Caribe mexicano que requieren atención urgente y coordinada.
Para garantizar el éxito a largo plazo del corredor, se han definido metas cruciales que incluyen la instalación de señalización adecuada, la promoción activa de prácticas ambientalmente responsables y la dotación de equipos necesarios para la protección del sitio. Además, se subraya la importancia de la investigación continua y un profundo conocimiento del espacio, lo que abarca un diagnóstico exhaustivo de los flujos hídricos. Un estudio detallado sobre el valor económico del área, enfocado en el sector turístico, también será incorporado en los trabajos.
Con el horizonte fijado en 2027, el proyecto se propone involucrar activamente a las comunidades circundantes, con el objetivo de sensibilizar a aproximadamente 25 mil personas que residen en la periferia sobre la trascendencia de este ecosistema. Esta iniciativa surge como respuesta a informes previos que ya alertaban sobre la necesidad imperante de proteger la zona, buscando evitar la repetición de escenarios de degradación ambiental, como los observados en la laguna Nichupté de Cancún, a causa de la tala de manglares, la contaminación por desechos, dragados ilegales, pesca furtiva y la proliferación de asentamientos irregulares. El desarrollo de este corredor turístico representa una oportunidad fundamental para preservar la riqueza natural y cultural de la región, fomentando un modelo de turismo más consciente y respetuoso con el medio ambiente.