En un reciente anuncio que marca un hito para la gestión turística local, Santiago de Compostela ha pospuesto la fecha de inicio para la aplicación de su controvertida tasa turística. Lo que originalmente se tenía planeado para agosto, ahora se implementará a partir del 1 de octubre de 2025. Esta decisión estratégica busca optimizar la adaptación del sector, especialmente de los alojamientos de menor envergadura, a los nuevos requisitos fiscales.
En el corazón de Galicia, la histórica ciudad de Santiago de Compostela, célebre por ser el punto final del milenario Camino de Santiago, ha revelado un cambio significativo en sus planes de política turística. La esperada implementación de una tasa sobre las estancias de visitantes, inicialmente programada para este agosto, se ha postergado oficialmente hasta el 1 de octubre de 2025. Esta determinación fue comunicada con detalle por la concejala de Turismo, Míriam Louzao, en una conferencia de prensa celebrada el 18 de julio de 2025. La postergación surge como resultado de un análisis exhaustivo de las alegaciones presentadas al borrador inicial de la ordenanza, con el objetivo primordial de facilitar a los pequeños y medianos establecimientos turísticos el tiempo indispensable para ajustar sus operativos y sistemas de recaudación. Además, la normativa contempla la creación del Foro de Turismo Sostenible, un nuevo órgano consultivo y de seguimiento que integrará a representantes municipales, del sector turístico y de las asociaciones de vecinos. Este foro, que se establecerá formalmente en los seis meses siguientes a la entrada en vigor de la ordenanza, asumirá las funciones de asesoramiento y supervisión del recargo. La modificación de la ordenanza fue aceptada parcialmente en dos de sus alegaciones, una referente a la fecha de entrada en vigor y otra a la clarificación del órgano consultivo. Esta normativa será sometida a aprobación definitiva en el pleno municipal del 31 de julio de 2025, transformando a Santiago en la primera ciudad gallega en establecer un impuesto de esta naturaleza.
Desde la perspectiva de un observador atento, la decisión de Santiago de Compostela de retrasar la implementación de su tasa turística es un claro ejemplo de una administración que escucha a su sector. No solo demuestra una postura proactiva hacia la colaboración entre el gobierno local y la industria del turismo, sino que también subraya la importancia de una transición ordenada. Al proporcionar un periodo de adaptación más extenso, se busca mitigar posibles fricciones y asegurar que la medida, aunque innovadora para la región, se integre de manera fluida en el tejido económico local. Este enfoque reflexivo podría servir de modelo para otras ciudades que busquen equilibrar la sostenibilidad turística con el desarrollo económico responsable.