A pesar de que los destinos con disponibilidad para el verano de 2025 celebran un notable incremento en las reservas de última hora, con crecimientos de doble dígito en la mayoría de las comunidades autónomas, el segmento del turismo familiar se mantiene a la zaga, sin lograr un despegue comparable. Este escenario plantea un panorama mixto para la industria turística española en la presente temporada estival.
Con la llegada oficial de la temporada de verano de 2025, el sector hotelero español ha experimentado un repunte considerable en las reservas de último minuto, una tendencia que se ha consolidado desde mediados de junio. Según la información proporcionada por la plataforma B2B Travelgate, un impresionante 73% de las reservas hoteleras registradas entre el 30 de junio y el 6 de julio corresponden a estancias programadas para los próximos 60 días. Este dato subraya la preferencia actual por la planificación a corto plazo en el ámbito de los viajes.
Además, el informe destaca un crecimiento de dos dígitos en las reservas hoteleras en todas las regiones de España en comparación con la semana anterior. Las cifras revelan notables aumentos en varias comunidades, con Castilla y León liderando el crecimiento con un 33.40%, seguida de cerca por la Comunidad de Madrid con un 24.53% y Galicia con un 23.53%. Otras regiones como Euskadi (21.28%), Cataluña (17.58%), Comunidad Valenciana (17.31%), Región de Murcia (16.95%), Andalucía (16.10%), Baleares (14.84%) y Canarias (12.56%) también muestran un dinamismo positivo en sus respectivas cuotas de reservas.
Sin embargo, un análisis más detallado revela un aspecto preocupante: el turismo familiar. A pesar del auge generalizado en las reservas de última hora, el segmento de familias (compuesto por dos adultos y al menos un menor) sigue representando una porción marginal del total. Desde el mes de abril, las reservas de este tipo han oscilado entre un modesto 9% y 10%. Aunque se ha observado un ligero incremento, alcanzando un 12% en el momento actual, este crecimiento es tímido y no refleja el mismo ímpetu que el resto del mercado, sugiriendo una recuperación desigual para los viajes familiares en el panorama turístico español.
Este fenómeno de un repunte generalizado en las reservas hoteleras, mientras el turismo familiar lucha por despegar, nos invita a reflexionar sobre la adaptabilidad y las estrategias futuras del sector. Como observadores, es evidente que las circunstancias económicas y los hábitos de consumo post-pandemia continúan moldeando las decisiones de viaje. Quizás sea momento de que la industria turística reevalúe y reinvente sus ofertas para el segmento familiar, considerando paquetes más atractivos o flexibilidades que respondan a las nuevas necesidades y preocupaciones de las familias modernas. La capacidad de innovar y segmentar el mercado con precisión será clave para asegurar una recuperación equilibrada y sostenible para todos los actores del ecosistema turístico español.