Ubicada entre los municipios de Navia y Valdés, la Playa de Barayo se erige como una de las maravillas costeras más destacadas de Asturias. Este enclave, declarado Reserva Natural Parcial en 1995 y salvaguardado por la Red Natura 2000, exhibe una diversidad paisajística impresionante, fusionando dunas, marismas, imponentes acantilados y un estuario que la convierten en un sitio de inmenso valor ecológico. Con una extensión de casi 700 metros y desprovista de servicios turísticos o acceso vehicular, esta playa ha logrado conservar su estado prístino, consolidándose como un referente para el nudismo en la región asturiana. Adicionalmente, su cercanía al pozo Fero, una cascada oculta en los valles aledaños, enriquece la experiencia para aquellos que buscan la comunión con la naturaleza y rutas de senderismo cortas en el occidente de Asturias.
En 2023, el periódico británico The Times distinguió a la Playa de Barayo como la principal playa de España, elogiando su estado salvaje y la ausencia de aglomeraciones. Su acceso es exclusivamente a pie: desde Sabugo, en Valdés, se accede por una vereda que desciende hacia el estuario, mientras que desde el lado de Navia, se llega mediante una escalinata de aproximadamente 400 peldaños. Esta dificultad en el acceso ha contribuido a la conservación de su entorno natural y a la limitación del flujo de visitantes, incluso durante la temporada alta, asegurando así su preservación.
El ecosistema de Barayo se caracteriza por un sistema dunar en excelente estado de conservación, complementado por marismas que son hábitat de especies de gran importancia como la Ruppia maritima, clasificada como vulnerable en Asturias. También prosperan allí plantas típicas de arenales poco alterados, como la azucena marina, el cardo marino o la lechetrezna (Euphorbia peplis), especies que solo se encuentran en un número limitado de playas del Principado.
En cuanto a la fauna, la reserva es hogar de nutrias, anfibios, garzas, cormoranes y ánades. Entre las aves más notables, se encuentra el cormorán moñudo, una especie en peligro que ocasionalmente se reproduce en los islotes cercanos. En el área boscosa que rodea la playa, también es posible avistar aves rapaces como el cernícalo o el águila ratonera, así como mamíferos como corzos y jabalíes durante los meses invernales. En este paraíso natural, coexisten tres especies consideradas en peligro en el Principado de Asturias: la nutria, el ostrero común y el cormorán moñudo.
La práctica del nudismo ha sido una característica intrínseca de la identidad de esta playa durante décadas. Sin supervisión, servicios de hostelería o infraestructuras de ocio, Barayo es reconocida como una de las playas naturistas más genuinas de Asturias. Su vasta extensión permite mantener la calma, incluso en los meses estivales, aunque se aconseja extrema precaución al bañarse debido a la ausencia de socorristas. El impactante contraste entre el oleaje moderado y los acantilados de pizarra y cuarcita que delimitan el arenal culmina una experiencia paisajística inigualable.
Muy cerca de la playa, el pozo Fero añade un atractivo adicional. Esta cascada natural, integrada en la Senda Costera Naviega, se alcanza tras un trayecto de apenas 1.5 kilómetros desde el estacionamiento de Sabugo. La combinación de senderismo de baja dificultad y un paisaje fluvial lo convierte en un complemento ideal para aquellos que anhelan una jornada de inmersión en la naturaleza.
Barayo, por su doble condición de santuario natural y espacio nudista, es un emblema, pero Asturias cuenta con una variedad de playas frecuentadas por quienes practican el nudismo, cada una con características únicas. En la zona oriental, destacan Torimbia (Llanes), un clásico del naturismo español por su amplitud y hermosura, junto a otras opciones como San Martín, Ballota o Portiellu de Cué, todas en el concejo llanisco. En la región central de la costa, se encuentran playas como Peñarrubia, de carácter semiurbano en Gijón, y Cagonera y Serín, más remotas; mientras que en Gozón, resalta Aguilera, poco concurrida incluso en verano. Por último, en el litoral occidental, se hallan arenales como Oleiros (Cudillero) y Mexota (Tapia de Casariego), famosa por su islote central. En el occidente inmediato, además de Barayo, se encuentran El Moro (Navia), también conocida como Peñafurada, y la pequeña Requexinos (Castrillón), de apenas 170 metros de longitud.