A partir de finales de agosto, Avianca cesará sus operaciones aéreas directas entre la capital colombiana y La Habana. Esta determinación, que entra en vigor el 31 de agosto, significa que la filial de Copa, Wingo, se convertirá en la única compañía en ofrecer conexiones aéreas entre Colombia y la isla caribeña. Esta interrupción del servicio de Avianca, que había sido reestablecido recientemente, marca un giro importante en el panorama de la aviación entre estas dos naciones.
La ruta, que fue reactivada por Avianca en diciembre de 2024, tras un hiato de cuatro años, realizará su última travesía desde el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá en la jornada del sábado 30 de agosto, específicamente a las 12:35. Para esta conexión, Avianca ha utilizado aeronaves A320, las cuales tienen una capacidad de 180 pasajeros y han mantenido una frecuencia diaria desde la reanudación del servicio el 16 de diciembre.
La decisión de Avianca de concluir esta conexión aérea ya había sido motivo de especulación. Reportes previos, incluyendo los de REPORTUR.mx en febrero, señalaban la posibilidad de que la aerolínea abandonara la ruta debido a los bajos niveles de ocupación, incluso durante la temporada alta. Expertos del sector aeronáutico habían expresado su preocupación, indicando que una ocupación del 70% era insuficiente para un período de alta demanda, siendo lo ideal un 90%. Aunque un 70% podría considerarse aceptable en temporada baja, resultaba problemático para los picos de afluencia.
Este movimiento por parte de Avianca subraya los desafíos que enfrentan las aerolíneas al intentar mantener rutas rentables, especialmente aquellas que dependen de una demanda fluctuante o que no alcanzan los umbrales de ocupación esperados. La retirada de un actor principal como Avianca en la ruta Bogotá-La Habana resalta la competencia y las dinámicas del mercado, dejando ahora a Wingo con la responsabilidad exclusiva de mantener la conectividad directa para los viajeros entre Colombia y Cuba.
La cancelación de estos vuelos representa una reconfiguración de las opciones de viaje para los pasajeros, quienes ahora deberán adaptarse a la oferta restante. Esto podría implicar una mayor demanda en los servicios de Wingo o la necesidad de considerar rutas con escalas para aquellos que buscan viajar entre Bogotá y La Habana. La situación pone de manifiesto la constante evaluación y ajuste de las operaciones por parte de las aerolíneas en respuesta a las condiciones del mercado y la rentabilidad.