El gobierno de Belice ha desplegado una significativa estrategia para atraer a los viajeros mexicanos, especialmente a aquellos que transitan por la estación del Tren Maya en Chetumal. A partir del 3 de julio, se suprimieron los gravámenes de salida para los turistas del sureste de México, con el claro objetivo de capitalizar la cercanía de Chetumal, situada a apenas diez kilómetros de la frontera beliceña. Esta iniciativa representa un esfuerzo concertado para fomentar el turismo y estrechar lazos económicos y culturales entre ambas naciones.
La decisión de Belice de exonerar de impuestos a los visitantes mexicanos forma parte de un plan más amplio impulsado por el Gabinete del Primer Ministro John Briceño. Este plan busca fortalecer la conectividad con México, aprovechando el potencial turístico que el Tren Maya genera en la región de Quintana Roo. Además, existe una clara intención de integrarse al desarrollo de una futura extensión ferroviaria que cruce el río Hondo, con la ambición de conectar finalmente con Guatemala, lo que abriría nuevas rutas y oportunidades para el turismo regional.
La exención de impuestos beneficia directamente a los residentes de los estados mexicanos de Quintana Roo, Campeche, Yucatán, Tabasco y Chiapas. Aquellos que permanezcan en Belice por un período de hasta siete días disfrutarán de un ahorro de 36.25 dólares por persona al no tener que pagar el impuesto de salida. Adicionalmente, Belice ha introducido una Tarjeta Digital de Cruce Fronterizo de Visitante, que permite a los turistas ingresar con sus vehículos privados sin incurrir en derechos de importación, tasas o gravámenes, simplificando así el proceso de entrada y mejorando la experiencia del viajero.
La visión de extender el Tren Maya más allá de las fronteras mexicanas ha sido un tema recurrente en las discusiones entre líderes de la región. En enero, la presidenta Claudia Sheinbaum reafirmó el interés de México en que el Tren Maya atraviese Belice para llegar a Guatemala, una idea que ya había sido conversada previamente con el gobernante guatemalteco, Bernardo Arévalo. Esta ambiciosa extensión subraya el papel del Tren Maya como un catalizador no solo para el turismo doméstico, sino también para la integración económica y el desarrollo de infraestructura en toda la región centroamericana, prometiendo un futuro de mayor conectividad y prosperidad compartida.