Un punto de discordia ha surgido en la popular zona turística de Cancún, donde el sector hotelero ha manifestado su desaprobación ante una nueva normativa municipal. La directriz exige que los establecimientos hoteleros asuman la responsabilidad de transportar el sargazo acumulado en sus costas hasta los vertederos autorizados para su tratamiento. Esta medida ha generado un fuerte rechazo por parte de los hoteleros, quienes argumentan que ya enfrentan considerables cargas económicas y que la disposición de estas algas debería ser una responsabilidad compartida o cubierta por impuestos ya existentes. El debate pone de manifiesto la tensión entre las autoridades locales y la industria turística en la gestión de un fenómeno natural que impacta directamente en la imagen y sostenibilidad de las playas caribeñas.
Los hoteleros de Cancún han expresado su clara oposición a la imposición de trasladar el sargazo desde sus playas hasta el vertedero municipal. Consideran esta exigencia una carga financiera adicional injustificada, especialmente porque ya contribuyen con un impuesto de saneamiento ambiental que, según ellos, debería destinarse precisamente a la gestión de este tipo de problemas. Argumentan que el sargazo tiende a acumularse en áreas específicas, facilitando su recolección por parte de las autoridades municipales. Este desacuerdo surge en un momento crucial, justo antes del inicio de la temporada turística de verano, donde se espera una alta ocupación hotelera en la región, lo que subraya la urgencia de encontrar una solución equitativa para la gestión del sargazo y la preservación del atractivo de las playas.
El sector hotelero de Cancún, a través de su asociación, ha levantado la voz en contra de la exigencia de las autoridades municipales de que sean ellos quienes asuman el traslado del sargazo acumulado en las playas. Esta disposición impuesta por la alcaldesa genera un conflicto de intereses, ya que los hoteleros insisten en que los costos asociados a esta tarea son excesivos y que ya contribuyen con un impuesto ambiental específico para este tipo de problemáticas. La situación pone de manifiesto la necesidad de una gestión integral y colaborativa del sargazo, un desafío constante para el destino turístico.
La controversia principal se centra en la responsabilidad del transporte del sargazo desde las zonas costeras hasta los puntos de disposición final. Los representantes hoteleros, como Roberto Cintrón Gómez, ex presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres (AHCPMIM), han sido enfáticos en su desacuerdo. Afirman que los establecimientos ya incurren en gastos significativos para la limpieza de sus tramos de playa y que añadir el costo de traslado al relleno sanitario es una carga desproporcionada. Cintrón Gómez subrayó que no se ha recibido una comunicación oficial clara por parte de la asociación hotelera que respalde esta medida, y espera que la dirección de la AHCPMIM se oponga a ella. Además, los hoteleros recuerdan que los turistas pagan un derecho de saneamiento ambiental, y sugieren que estos fondos deberían ser utilizados por el municipio para adquirir la maquinaria necesaria para el manejo eficiente del sargazo, dada su naturaleza de acumulación en puntos concentrados de la costa.
La disputa sobre la gestión del sargazo en Cancún resalta la importancia de una cooperación efectiva entre el gobierno local y el sector privado. A medida que la temporada turística de verano se acerca con proyecciones optimistas de ocupación hotelera, la resolución de este conflicto se vuelve crucial. Encontrar un equilibrio entre las responsabilidades de limpieza y disposición, y la aplicación adecuada de los impuestos ambientales, es fundamental para mantener la competitividad y el atractivo del destino, asegurando que tanto hoteleros como visitantes disfruten de playas limpias.
A pesar de las diferencias en la atribución de responsabilidades, existe un reconocimiento mutuo sobre el impacto del sargazo en la industria turística y la urgencia de abordarlo. La temporada de verano, que está a punto de comenzar, es vital para la economía de la región, con expectativas de alcanzar casi un 80% de ocupación hotelera en Cancún, Isla Mujeres y Puerto Morelos. Aunque la llegada del sargazo representa un desafío persistente, tanto las autoridades como el sector hotelero están comprometidos en mitigar sus efectos negativos. La clave reside en establecer un mecanismo transparente y justo para el uso de los fondos recaudados por el impuesto de saneamiento ambiental, permitiendo la inversión en infraestructura y equipos especializados que faciliten la recolección y disposición del sargazo de manera eficiente. Solo a través de un esfuerzo coordinado se podrá asegurar que las costas de Cancún permanezcan prístinas para el disfrute de sus visitantes.