Con la llegada de la temporada alta de turismo, Bacalar, uno de los destinos más atractivos de Quintana Roo, experimenta un notable aumento en la afluencia de visitantes. Este repunte, si bien impulsa la economía local, ha generado preocupación entre los diversos actores de la región sobre el impacto en la salud de su icónica laguna. La imperiosa necesidad de implementar medidas que controlen el tráfico de embarcaciones se ha vuelto una prioridad ineludible, con el objetivo primordial de preservar este valioso ecosistema acuático.
La delegación local de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), a través de su presidente, Hermes Gómez Coyoc, ha expresado su confianza en el resurgimiento turístico, especialmente con la introducción de nuevas rutas de transporte desde Palenque y hacia Cancún. Sin embargo, Gómez Coyoc enfatizó la urgencia de establecer normativas claras para el uso de embarcaciones, reconociendo que la falta de control podría tener repercusiones negativas en el delicado balance de la laguna.
Actualmente, se está evaluando la posibilidad de designar el entorno de la laguna de Bacalar como Área Natural Protegida. Esta iniciativa busca proporcionar un marco legal más robusto para su conservación. Los miembros de la comunidad y los grupos de interés están inmersos en un proceso de deliberación, analizando minuciosamente los beneficios y posibles desafíos que dicha declaratoria implicaría. Un censo exhaustivo se está llevando a cabo para recabar opiniones y asegurar que cualquier decisión futura sea consensuada y beneficiosa para todos.
Desde el mes de mayo, la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) ya había iniciado un proceso de revisión de los permisos de navegación otorgados en la laguna. El vicealmirante Marco Antonio Muñoz, comandante de la XI zona naval de Chetumal, ha destacado que esta evaluación se realiza en colaboración con la capitanía de puerto. El propósito no es simplemente restringir la emisión de nuevos permisos, sino establecer un marco regulatorio integral para el tránsito de embarcaciones, garantizando que las actividades acuáticas no comprometan la integridad ambiental.
Para abordar esta compleja situación de manera holística, se han programado encuentros con diversas entidades gubernamentales y representantes del sector turístico. En estas reuniones participarán autoridades del ayuntamiento de Bacalar, la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA) estatal, y la Secretaría de Turismo (Sedetur) estatal, junto con los prestadores de servicios turísticos. El objetivo es coordinar esfuerzos y desarrollar estrategias conjuntas que permitan un desarrollo turístico sostenible, en armonía con la preservación del patrimonio natural de Bacalar.
En resumen, el creciente interés turístico en Bacalar subraya la importancia crítica de una gestión ambiental proactiva. Las discusiones en curso sobre la regulación de las embarcaciones y la potencial designación como Área Natural Protegida reflejan un compromiso colectivo por asegurar que la belleza natural de la laguna se mantenga intacta para las generaciones futuras, equilibrando el crecimiento económico con la responsabilidad ecológica.