El sector turístico en el vibrante Caribe mexicano se encuentra en un punto de inflexión. Si bien la afluencia de visitantes durante las primeras semanas del verano ha sido considerable, los ambiciosos objetivos de ocupación hotelera no se han materializado por completo. No obstante, las proyecciones de impacto económico y llegada de turistas internacionales y nacionales siguen siendo optimistas, aunque contrastan con la preocupante realidad de destinos específicos como Tulum, que atraviesa un periodo desafiante.
En el corazón del espléndido Caribe mexicano, el verano de 2025 ha revelado tendencias interesantes en el ámbito de la ocupación hotelera. Datos recientes de la Secretaría de Turismo del Estado de Quintana Roo (Sedetur) indican que la región ha alcanzado un promedio del 73.5% de ocupación durante las dos primeras semanas de la temporada estival. Sorprendentemente, Cancún se ha posicionado a la cabeza, registrando una ocupación cinco puntos porcentuales superior a la Riviera Maya y trece puntos por encima de Tulum, consolidando su liderazgo en la afluencia de visitantes. Aunque este promedio regional no ha alcanzado el ambicioso 85% proyectado inicialmente, la Sedetur mantiene sus estimaciones de atraer a más de dos millones de viajeros, tanto nacionales como internacionales, y generar una derrama económica que superará los dos mil millones de dólares.
Analizando las cifras por destino, la ocupación hotelera durante la primera semana de la temporada mostró a Isla Mujeres con un 67.5%, ascendiendo a un 79.6% en la segunda. Costa Mujeres experimentó un 83.6% y 82.2% respectivamente. Cancún, por su parte, reportó un 76.3% en la primera semana y un 75.7% en la segunda. Puerto Morelos se situó en 73.8% y 72.65%, mientras que la Riviera Maya registró un 71.9% y 70.8%. Lamentablemente, Tulum presentó cifras más bajas, con un 63.2% y 62.6%, y Cozumel alcanzó un 71.7% y 70.8%. La Gran Costa Maya cerró con un 52.7% y 59.8%. El promedio general del Caribe mexicano para la primera semana fue del 74.1%, y para la segunda, del 73.5%.
La infraestructura hotelera de la región es vasta, con mil 478 establecimientos y 135 mil 961 habitaciones disponibles. Playa del Carmen cuenta con 46 mil 739 cuartos, Cancún con 45 mil 723, y Tulum con 11 mil 882. Además, el mercado de rentas vacacionales es significativo, con 23 mil 409 unidades activas, distribuidas en siete mil 377 en Playa del Carmen, seis mil 220 en Cancún, y cinco mil 298 en Tulum, según información de Sipse.
Sin embargo, la situación en Tulum es particularmente delicada. Según informes de REPORTUR.mx, la reconocida zona turística está experimentando una de las crisis más severas de la última década. A finales de julio, la ocupación hotelera en la zona costera apenas alcanzaba el 30%, y en el centro de la ciudad, caía por debajo del 15%, cifras alarmantes para la temporada alta de verano. Jorge Alberto Portilla Mánica, regidor del cabildo de Tulum y presidente de la Comisión de Espectáculos, Diversiones, Trabajo y Previsión Social, ha calificado esta situación como “muy preocupante” y sin precedentes recientes, subrayando la necesidad de acciones urgentes para revertir esta tendencia negativa.
La situación actual del turismo en el Caribe mexicano nos ofrece una perspectiva multifacética del dinamismo y los desafíos inherentes a la industria. Aunque las cifras generales se mantienen en un rango aceptable, la disparidad entre destinos como Cancún, que prospera, y Tulum, que lucha, resalta la importancia de estrategias diversificadas y adaptadas a las particularidades de cada localidad. Como observadores, es evidente que el éxito no se mide únicamente por el número de visitantes, sino también por la sostenibilidad y la resiliencia de la oferta turística. La capacidad de una región para atraer y satisfacer a los viajeros, mientras se enfrenta a las fluctuaciones del mercado y a las expectativas cambiantes, es crucial para su prosperidad a largo plazo. La crisis en Tulum, en particular, sirve como un recordatorio contundente de que incluso los destinos más paradisiosos requieren atención constante y planificación estratégica para mantener su atractivo y su salud económica.