Emprender un viaje a Budapest ofrece la oportunidad única de admirar el majestuoso Parlamento, una estructura que domina el horizonte de la ciudad y se ha consolidado como un emblema de la capital húngara. Este coloso arquitectónico, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por su integración en el paisaje urbano, cautiva a primera vista, ya sea desde la distancia de la colina del castillo o navegando por las serenas aguas del Danubio.
La edificación del Parlamento de Budapest, iniciada en 1885 bajo el diseño de Imre Steindl, es un testimonio de la grandiosidad arquitectónica, fusionando estilos con una clara predominancia neogótica. Su construcción se extendió por casi dos décadas, culminando en 1904, aunque fue inaugurado dos años antes. Con una extensión de 16.000 metros cuadrados y una altura de cuatro pisos, alberga a más de mil empleados, siendo el segundo parlamento más grande del mundo. Destaca su imponente cúpula de 96 metros y las 92 estatuas de figuras históricas húngaras que adornan su exterior, complementadas por 262 esculturas en su interior. Para quienes desean explorar este monumento, es crucial planificar con antelación y reservar las entradas en línea. La visita guiada, de aproximadamente 45 minutos, se enriquece con audioguías en español y la posibilidad de optar por un guía en persona, lo que facilita una comprensión más profunda de su significado. Es fundamental llegar temprano debido a los controles de seguridad y tener en cuenta que el acceso se realiza por una entrada externa en la fachada norte.
El recorrido por el interior del Parlamento, aunque selectivo en las estancias a visitar, promete momentos de asombro. La ascensión por la Escalera de Honor, con sus 132 peldaños, conduce a espacios de una belleza singular. Uno de los puntos culminantes es la Sala de la Cúpula, donde se custodia la Sagrada Corona de Hungría, un tesoro nacional de incalculable valor histórico y cultural, custodiado por guardias. Este emblemático objeto, confeccionado en oro y adornado con dos kilos de piedras preciosas, es tradicionalmente asociado a San Esteban. Después de un exilio protector en Fort Knox durante la Segunda Guerra Mundial, fue devuelta a Hungría y ha estado en exhibición desde el año 2000, junto con la espada y el cetro de la Coronación. La visita continúa hacia el Salón de la Cámara Alta, un espacio que antiguamente servía para reuniones parlamentarias y hoy se utiliza para ruedas de prensa, destacando su alfombra tejida a mano, la más grande de Europa. Finalmente, se llega al Consejo de los Diputados, el corazón legislativo del edificio, con su impresionante decoración. Aunque la visita se centra en pocas áreas, la experiencia es profundamente enriquecedora y forma parte esencial de cualquier itinerario por Budapest, con horarios desde las 8:30 hasta las 16:00 horas. Las entradas para ciudadanos de la Unión Europea tienen un costo de 5.000 florines, mientras que para otros visitantes ascienden a 10.000 florines, con descuentos para diversas categorías de visitantes. El Parlamento se sitúa en el centro de Budapest, en la plaza Kossuth Lajos tér, y es fácilmente accesible mediante la línea 2 del metro o el tranvía.
Explorar el Parlamento de Budapest trasciende la mera observación de una edificación; es un viaje a través de la historia, la cultura y la identidad de una nación. La majestuosidad de su arquitectura, el valor simbólico de la Sagrada Corona y el peso de las decisiones legislativas que en sus salones se toman, nos recuerdan el poder de la herencia y la importancia de la gobernanza. Cada detalle, desde sus dimensiones hasta las estatuas que lo embellecen, narra una historia de resistencia, progreso y el inquebrantable espíritu húngaro. Visitarlo es conectar con un legado que inspira respeto y admiración, una vivencia que enriquece el alma y expande la comprensión de la riqueza cultural europea.