La iniciativa para la expansión del Tren Maya ha dado un paso significativo tras las recientes discusiones entre México y Guatemala. Este proyecto de infraestructura, que aspira a trascender fronteras, promete catalizar el desarrollo económico y turístico de la región. Las conversaciones explorarán la viabilidad de extender la red ferroviaria, lo que implicaría un impulso notable para el transporte y el comercio en Centroamérica, siempre con un enfoque en la sostenibilidad y la preservación ambiental.
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, confirmó el pasado viernes que su país ha iniciado formalmente las negociaciones para integrar su territorio con la red del Tren Maya. Este anuncio se produjo tras una productiva reunión con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. El objetivo principal es establecer una conexión ferroviaria que no solo una a México y Guatemala, sino que, en una fase posterior, pueda extenderse hasta Belice, configurando así un corredor de transporte trinacional.
Arévalo subrayó la visión compartida por ambas naciones de utilizar esta conexión como un motor de desarrollo. Actualmente, Guatemala carece de un sistema de transporte ferroviario activo, por lo que la interconexión con el Tren Maya representa una oportunidad sin precedentes para reactivar esta modalidad de transporte y desbloquear un inmenso potencial económico. Este enfoque busca fortalecer el modelo de desarrollo sostenible, priorizando la salvaguarda del invaluable patrimonio biológico, natural y cultural de la zona.
Es fundamental destacar que, según las declaraciones del mandatario guatemalteco, la ruta proyectada para el tren no afectará ninguna de las áreas de reserva natural existentes en el territorio de Guatemala. Esta promesa resalta el compromiso de las autoridades con la conservación del medio ambiente en la región maya, una de las zonas con mayor biodiversidad y riqueza cultural del continente. Asimismo, ya se habían sostenido encuentros previos entre el ministro de Finanzas de Guatemala, Jonathan Menkos Zeissi, y su homólogo de Belice, Christopher Coye, quienes manifestaron un interés conjunto en el proyecto, siempre que se garantice la protección de la selva.
Las negociaciones en curso incluyen la realización de estudios de factibilidad, un paso crucial para determinar la viabilidad técnica y económica del proyecto. Estos estudios serán esenciales para planificar la infraestructura necesaria, evaluar los posibles impactos y definir las rutas más adecuadas. La visión de una red ferroviaria que conecte estas naciones representa una ambiciosa apuesta por la integración regional y el fomento de una economía que respete el delicado equilibrio ecológico.
La cooperación entre México, Guatemala y Belice en este megaproyecto ferroviario abre una nueva era de colaboración regional, prometiendo beneficios económicos y sociales al tiempo que se reafirma el compromiso con la preservación del valioso ecosistema y legado cultural de la Península de Yucatán y sus países vecinos.