Una especie de crustáceo decápodo, con el nombre científico de Typhlatya miravetensis, ha emergido de las profundidades de la Península Ibérica, convirtiéndose en el único de su tipo encontrado hasta la fecha en esta región. Este pequeño artrópodo, cuyo aspecto y existencia resultan enigmáticos para el público en general, posee un valor biológico extraordinario.
El hallazgo de este peculiar camarón tuvo lugar de manera fortuita en el Ullal de la Rambla de Miravet, una gruta subacuática en la localidad de Cabanes, Castellón. Este entorno subterráneo, caracterizado por un flujo constante de agua, alberga una sorprendente diversidad de invertebrados. El biólogo Sebastià Sanz, uno de los artífices de este descubrimiento hace casi tres décadas, explica que el agua de lluvia se filtra en el terreno, alimentando un acuífero que, al subir su nivel, emerge en formaciones conocidas como 'ullals'.
El descubrimiento de Typhlatya miravetensis fue una serie de coincidencias afortunadas. Los primeros ejemplares fueron recolectados por el espeleólogo Julio Perpiñà. La revelación de que este camarón pertenece al género Typhlatya, del cual no se tenía constancia en el Viejo Mundo (Eurasia o África), tuvo implicaciones significativas. Incluso forzó la reclasificación de otra especie hallada en Bosnia en la década de 1950, demostrando que el género Typhlatya existía en Europa mucho antes de lo que se creía, comparable a la llegada de los vikingos a América: fueron los pioneros, pero sin conciencia de su legado.
Typhlatya miravetensis es un ejemplo notable de adaptación a un hábitat hostil. Se trata de un artrópodo que ha evolucionado para prosperar en un ambiente acuático completamente desprovisto de luz solar. Aunque no es el único decápodo cavernícola en España (existe Munidopsis polymorpha, una especie similar a una langosta, en una cueva volcánica de Lanzarote), sus adaptaciones son excepcionales. Como otras criaturas de las cavernas, ha experimentado modificaciones morfológicas, como la pérdida de ojos y pigmentación, y el desarrollo hipertrofiado de antenas y otros órganos sensoriales para navegar en la oscuridad.
La particularidad de este hallazgo radica en su importancia biogeográfica. Antes de este descubrimiento, el género Typhlatya se conocía principalmente en islas del Caribe, Bermudas, la Isla Ascensión y Galápagos. Encontrar un representante en el Mediterráneo sugiere una antigüedad del género que precede incluso al Océano Atlántico. Aunque existen numerosos artrópodos cavernícolas, la presencia de una especie tan familiar como un camarón en un ecosistema subterráneo de origen tan ancestral en España es un hecho sin precedentes. A pesar de su inclusión en el Libro Rojo de los Invertebrados de España desde 2005, aún se desconoce mucho sobre su población. Proyectos como la construcción de una autovía que podría invadir parte del Parque Natural del Desert de les Palmes i Serra de les Santes amenazan la supervivencia de esta especie, haciendo que la labor de conservación sea crucial para salvaguardar este valioso patrimonio natural.