Durante el primer semestre del año en curso, la participación de los inversores españoles en el sector hotelero alcanzó cifras históricas. Más del 60% de la inversión total, que superó los 1.600 millones de euros, provino de fuentes nacionales. Este dato representa un incremento sustancial en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando la inversión local apenas superaba el 45%. Este cambio marca una tendencia clara: el inversor nacional se consolida como la fuerza motriz detrás de las transacciones hoteleras en el país.
Las principales cadenas hoteleras españolas han sido las protagonistas indiscutibles de esta oleada de adquisiciones, concentrando casi la mitad del volumen total de transacciones. Un hito relevante fue la adquisición del complejo Mare Nostrum Resort por parte de Spring Hotels, una operación valorada en 430 millones de euros, marcando un récord en la historia de las transacciones hoteleras en España. Otras compañías como Alexandre Hotels, Catalonia Hotels & Resorts y la alianza entre Meliá y Banca March también realizaron importantes compras, expandiendo su cartera de propiedades en destinos estratégicos.
El análisis de las operaciones revela una inclinación marcada hacia hoteles de categorías superiores. Los establecimientos de cuatro y cinco estrellas acapararon el 70% del volumen total de inversión, reflejando una clara preferencia por la calidad y los servicios de alto nivel. Además, el sector vacacional recuperó su posición central, atrayendo el 62% de la inversión hasta junio. Este enfoque en el turismo de ocio se manifestó en la elección de destinos, con las Islas Canarias liderando la atracción de capital, seguidas por Barcelona y las Islas Baleares. Esta tendencia subraya la confianza en la recuperación y el crecimiento sostenido del turismo de ocio en España.
Más allá de las grandes cadenas hoteleras, otros actores relevantes como fondos de inversión y family offices también han contribuido significativamente al dinamismo del mercado. Casos como Mazabi, con su adquisición de un hotel de lujo en San Sebastián, o Iroko Iberia, con la compra del Htop Calella Palace, demuestran la diversidad de perfiles inversores. Asimismo, la reconversión de activos urbanos para uso hotelero, especialmente en ciudades como Madrid, evidencia la adaptación del mercado a la creciente demanda turística y la búsqueda de nuevas oportunidades de desarrollo.
A pesar de la ligera contracción en el volumen total de transacciones, el sector hotelero español se mantiene robusto y atractivo para los inversores. La fuerte presencia del capital nacional, la preferencia por hoteles de alta gama y la resiliencia del segmento vacacional son indicadores de un mercado maduro y en constante evolución. La capacidad de adaptación y la diversificación de las estrategias de inversión auguran un futuro prometedor para el sector, reafirmando a España como un destino clave para la inversión hotelera a nivel global.