Tulum, un destino caribeño conocido por su exuberancia natural y vibrante atmósfera, se encuentra en una situación crítica que amenaza su vitalidad económica. Los índices de ocupación hotelera han experimentado una caída sin precedentes, reflejando un panorama desolador tanto en sus zonas costeras como en el corazón de la ciudad. Esta coyuntura adversa se atribuye a una combinación de desafíos ambientales y económicos, que han puesto en jaque la afluencia de visitantes y la estabilidad de su sector turístico.
Ante este escenario, las autoridades locales están explorando nuevas estrategias para revitalizar la economía de Tulum. La propuesta de un festival cultural y turístico de carácter permanente busca no solo atraer turistas de manera inmediata, sino también establecer una oferta diversificada que complemente el tradicional turismo de sol y playa. Esta iniciativa pretende inyectar dinamismo en el centro de la ciudad, ofreciendo a los visitantes alternativas atractivas más allá de sus costas, y así mitigar la dependencia exclusiva del entorno marítimo, especialmente vulnerable a fenómenos naturales incontrolables.
La zona turística de Tulum atraviesa su peor crisis en una década, con niveles de ocupación hotelera alarmantemente bajos. En la costa, apenas se alcanza el 30%, y en el centro, la cifra desciende a menos del 15%. Esta situación es particularmente preocupante al ocurrir durante la temporada alta de verano, tradicionalmente uno de los períodos más lucrativos para el destino. La masiva proliferación de sargazo, descrita como la más intensa en casi 40 años, ha mermado significativamente el atractivo de las playas, que son el principal imán turístico de Tulum. A esta problemática ambiental se suman las barreras económicas, como los elevados costos de acceso a las playas públicas, que desalientan tanto a turistas locales como extranjeros.
El regidor Jorge Alberto Portilla Mánica ha expresado su profunda inquietud ante la coyuntura, resaltando la urgencia de encontrar soluciones. El sargazo ha transformado las icónicas playas de Tulum, reduciendo su encanto y, consecuentemente, el deseo de los turistas de visitarlas. Además, las tarifas de entrada a playas consideradas públicas, como las ubicadas en el Parque El Jaguar (aproximadamente 22 dólares para extranjeros y 14 para nacionales), representan una carga adicional para los viajeros, lo que afecta aún más su experiencia y la decisión de permanecer en el destino. Esta combinación de factores, ambientales y económicos, ha creado un ciclo negativo que impacta directamente en la afluencia de visitantes y en la salud financiera del sector hotelero de Tulum.
En respuesta a la severa disminución del turismo, el cabildo de Tulum, liderado por Jorge Alberto Portilla Mánica, está impulsando una innovadora propuesta para desarrollar un festival turístico y cultural de carácter anual. Esta iniciativa busca inyectar nueva vida a la economía local y fomentar el turismo en el centro de la ciudad, ofreciendo una alternativa atractiva que no dependa exclusivamente de las playas. El objetivo es crear un evento permanente que se consolide como un pilar complementario al turismo de sol y arena, atrayendo visitantes con una propuesta cultural diversa y enriquecedora.
La implementación de este festival contempla la colaboración con entidades gubernamentales a nivel estatal y federal para asegurar los recursos y el apoyo necesarios. La visión de las autoridades es clara: Tulum no puede seguir dependiendo únicamente de sus recursos naturales, especialmente ante la recurrencia de fenómenos como el sargazo. La diversificación de la oferta turística es crucial para la resiliencia económica del destino. Se hace un llamado a la unidad de todos los sectores para trabajar en conjunto, desarrollar nuevas atracciones y proteger la economía local, garantizando así un futuro más estable y próspero para Tulum, más allá de los desafíos ambientales.