Ruan, la capital histórica y administrativa de la Región de Normandía, comparte su prestigio con Caen. Ubicada estratégicamente a orillas del río Sena y a poca distancia de París, esta ciudad se erige como un punto neurálgico del norte de Francia. Su importancia histórica y su vibrante vida la convierten en un destino esencial para quienes desean explorar la herencia normanda y francesa en general.
Una visita a Ruan es un viaje a través de sus calles empedradas y su arquitectura inconfundible. El corazón de la exploración se concentra en la histórica calle del Reloj, que conecta la Plaza del Mercado Viejo con la imponente catedral. Lo que más asombra al visitante son las innumerables casas de entramado de madera, un sello distintivo de la ciudad. Recorrer Ruan es adentrarse en un museo al aire libre, donde cada edificio cuenta una historia.
Las casas de entramado de madera, construcciones medievales caracterizadas por sus visibles estructuras de vigas de madera en las fachadas, son la esencia de Ruan. Aunque presentes en muchas ciudades europeas, la densidad de estas edificaciones en Ruan es excepcional; casi todo su centro histórico es una sucesión de estas pintorescas construcciones. Muchas de estas casas, con más de quinientos años de antigüedad, presentan fascinantes torsiones y curvaturas que solo el paso del tiempo puede esculpir, añadiendo un encanto peculiar a las fachadas. Una curiosidad arquitectónica de Ruan es la diferencia en la construcción de edificios antes y después del año 1500. Anteriormente, las casas se construían con soportales; sin embargo, tras la peste, esta práctica se abandonó por la creencia de que la falta de ventilación propagaba la enfermedad. Además, algunas fachadas de casas desaparecidas fueron reubicadas en construcciones más modernas, contribuyendo a la singularidad de Ruan.
La Plaza del Mercado Viejo de Ruan es un punto focal donde se entrelazan la historia y la arquitectura. Aquí se alza el que se considera el albergue más antiguo de Francia, datado en 1345, ahora convertido en restaurante, rodeado de casas de entramado. Esta plaza también fue el escenario de la trágica quema de Juana de Arco a manos de los ingleses, un evento conmemorado por una placa. La plaza alberga restos de una antigua iglesia y un moderno mercado de estructura metálica. Cerca, la iglesia dedicada a Juana de Arco y el edificio arzobispal, donde se celebró su segundo juicio póstumo que la exoneró, recuerdan la figura de la heroína francesa, canonizada en 1920 como Patrona de Francia.
En el camino hacia la catedral, el Gran Reloj de Ruan es una parada obligatoria. Este reloj astronómico, una maravilla medieval, servía para que la población local conociera el día de la semana y la época del año. La puerta bajo la que se pasa y la torre datan del siglo XII, aunque esta última fue reconstruida en el siglo XIV. El mecanismo del reloj es de esta última época, y su esfera, del siglo XVI. Cada día, a mediodía, el reloj cobra vida, mostrando su intrincado funcionamiento.
La Catedral de Notre Dame de Ruan, con raíces en una estructura del siglo IV, se transformó en el siglo XI a un estilo románico, del que solo quedan arcos en su fachada principal. En el siglo XII, fue reconstruida en el estilo gótico que dominaba Europa, dando origen a la Torre de San Román, con una ampliación flamígera. La otra torre, la Torre de la Mantequilla, financiada por la población para obtener una bula que permitía el consumo de lácteos, data del siglo XVI. Su fachada, profusamente decorada con estatuas de estilo flamígero, refleja la influencia inglesa. A pesar de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, la catedral se mantuvo en pie gracias a sus arbotantes. Es mundialmente famosa por ser el tema de una serie de pinturas del impresionista Monet, quien capturó la fachada en diferentes momentos del día desde un edificio cercano, ahora la Oficina de Turismo.
Durante los meses de verano, la Catedral de Ruan se transforma en un lienzo para un impresionante espectáculo nocturno de luz y sonido. Los sábados de junio y diariamente de julio a principios de septiembre, se ofrecen dos proyecciones consecutivas que cautivan a los espectadores. Estos eventos multimedia, cada vez más populares en las ciudades francesas, son una cita ineludible y ofrecen una perspectiva única de la grandiosidad de la catedral.
Una de las curiosidades más notables de Ruan es el Palacio de Justicia. Más allá de su imponente arquitectura, sus fachadas exhiben una singular instalación artística de Legos. Esta obra conmemora los daños sufridos por el edificio durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Las marcas de las balas en la fachada han sido ingeniosamente rellenadas con piezas de Lego, una iniciativa que convierte las cicatrices de la guerra en una expresión artística llamativa y un recordatorio visible de la resiliencia de la ciudad.