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Cuba: Desafíos y Percepciones de Viajeros en Medio de la Crisis Turística
2025-09-05

El sector turístico cubano enfrenta un período complejo, marcado por una disminución notable en el flujo de visitantes. Esta situación ha llevado a que las percepciones de los viajeros sobre la isla estén influenciadas por desafíos estructurales y operacionales. Un guía turístico con amplia experiencia ha destacado una serie de puntos críticos que los turistas observan y comentan, desde el deterioro urbano y la ineficiencia económica hasta problemas de seguridad y la calidad de los servicios. Estas observaciones no solo reflejan la realidad actual del país, sino que también subrayan la urgencia de implementar medidas que permitan revitalizar la industria del ocio y restaurar la confianza de los visitantes internacionales.

La crisis se evidencia aún más con cifras preocupantes; los datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) revelan una reducción significativa del 25% en el número de turistas internacionales durante la primera mitad de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior. Esta caída se traduce directamente en una disminución del 27.8% en las pernoctaciones. La combinación de estas percepciones negativas y las estadísticas a la baja presenta un panorama desafiante para el futuro del turismo en Cuba, requiriendo un enfoque estratégico y concertado para abordar las deficiencias y aprovechar el vasto potencial de la isla caribeña.

Observaciones Clave de los Viajeros en Cuba

En medio del complejo panorama turístico que atraviesa la nación caribeña, los visitantes arriban con un grado de escepticismo, influenciado por narrativas previas sobre las condiciones del país. Un veterano guía turístico, con más de quince años de trayectoria, ha identificado siete aspectos fundamentales que constantemente emergen en las conversaciones con los viajeros, arrojando luz sobre las realidades que impactan su experiencia. La primera de estas observaciones concierne al estado del patrimonio arquitectónico, donde los turistas expresan asombro y pesar ante el visible abandono y deterioro de edificios históricos y la infraestructura urbana, al punto de considerar su recuperación como una tarea casi insuperable. Esta percepción subraya la preocupación por la conservación de la riqueza cultural y estructural de la isla, que en su estado actual, dista mucho de su esplendor pasado.

Otra observación recurrente es la sorpresa de los turistas al ver un gran número de ciudadanos cubanos deambulando por las calles en horarios que, en otras partes del mundo, serían considerados laborales. Esto genera interrogantes sobre la dinámica social y económica del país. Además, se destaca la inmensidad de tierras fértiles que permanecen improductivas, un hecho paradójico para una nación tropical que, a pesar de su potencial agrícola, depende de la importación de más del 80% de sus alimentos. La ausencia de embarcaciones y pescado fresco en mares que, por su tranquilidad y belleza, deberían ser focos de actividad pesquera y recreativa, también es un punto de asombro. A estos se suma la percepción de un potencial desaprovechado, la falta de políticas claras para revertir estos fenómenos, y una creciente preocupación por la seguridad, evidenciada por incidentes de robos, asaltos y estafas. Finalmente, muchos viajeros manifiestan haber recibido servicios que no corresponden a lo contratado, lo que obliga a los guías a una constante improvisación y gestión de la insatisfacción del cliente, impactando negativamente la percepción general de la calidad turística.

Declive del Turismo y Necesidad de Mejoras

La crisis del turismo en Cuba no es solo una cuestión de percepción, sino una realidad respaldada por cifras contundentes que reflejan un marcado descenso en la afluencia de visitantes internacionales. Los datos proporcionados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) son elocuentes: de enero a junio de 2025, el número total de llegadas de turistas extranjeros se desplomó un 25% en comparación con el mismo período del año anterior, pasando de 1.3 millones a poco más de 981,000 viajeros. Esta drástica reducción no solo impacta en la cantidad de personas que visitan la isla, sino que también arrastra consigo una significativa caída del 27.8% en las pernoctaciones, que descendieron de 7.9 a 5.7 millones. Estas estadísticas confirman el severo golpe que la industria turística ha recibido, lo que se traduce en una menor entrada de divisas y un impacto directo en la economía local.

El deterioro de la infraestructura, los problemas en el transporte, las deficiencias en los servicios hoteleros y la precaria situación de los aeropuertos son factores que, según los propios guías turísticos, menoscaban gravemente la labor de quienes están en contacto directo con los visitantes. La constante necesidad de improvisar soluciones frente a un servicio deficiente genera un alto nivel de estrés en los profesionales del turismo, quienes deben afrontar directamente las quejas y el descontento de los clientes. Esta situación no solo afecta la reputación de Cuba como destino turístico, sino que también dificulta la retención y atracción de nuevos visitantes. Para revertir esta tendencia negativa, es imperativo que las autoridades y el sector privado implementen estrategias integrales que aborden estas deficiencias. Esto implica invertir en la mejora y mantenimiento del patrimonio y la infraestructura, diversificar la oferta turística para satisfacer las expectativas de los viajeros, garantizar la seguridad de los visitantes y, fundamentalmente, elevar la calidad de los servicios contratados, asegurando que la experiencia del turista sea positiva y genere recomendaciones, en lugar de frustraciones.

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